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domingo, 10 de abril de 2016

Nosotros no nos mataremos con pistolas.

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Sentía cierto cosquilleo de nerviosismo por ver la puesta en escena de Nosotros no nos mataremos con pistolas, uno de los pelotazos valencianos en lo que a obras teatrales se refiere, bien rodado y con excelente reputación. No soy muy asiduo de las butacas en general, ni de cine ni de teatro. Por estúpida pereza, he de decir. De hecho, muchas veces considero más interesante el esqueleto de la escena y deambular entre bambalinas, con sus hombros, sus nudos corredizos y su sistema de manejo de contrapesos adaptado de la navegación que la propia escena. Pero en este caso no había excusa posible. Podía ir a pie cubriendo un ligero trayecto o bailando, mientras salto de baldosa en baldosa. E iba con ganas. Con muchas. Tantas que me daba miedo. ¿Y si no cubre mis expectativas? ¿Y si estoy predispuesto a un atracón teatral y salgo como si hubiera salido de un mal restaurante minimalista? Pues esas expectativas se cubrieron. Vaya que si lo hicieron. Son cerca de dos horas de libreto, con un trabajo por parte de los actores que solo se puede catalogar como excelente. Y probablemente esta sea una de las más tardías escrituras con respecto a esta premiada obra, pero es una manera como cualquier otra de expresar agradecimiento. Como estrecharle la mano a Román, uno de los actores, al acabar y felicitarlo sinceramente. O ser el único que, en pie, aplaudió al finalizar la función. Desde detrás. Sin provocar levantamientos de culo solidarios que taparan diferentes criterios. Sinceridad. Y emoción. Nada más.

Nosotros no somos Friends. Nuestra generación está perfectamente reflejada aquí. Con sus alegrías y sus miserias. No acabadas de mostrar del todo. O sí las alegrías, magnificadas como un movimiento de parchís. Matando una y contando veinte, mientras las miserias se esconden en palabras vacías de falsa satisfacción. Y todos dibujados por estos cinco protagonistas, más el recuerdo de una sexta, ausente en escena, pero nexo de unión, o motivo de ruptura, entre ellos. Una cama redonda, más de sentimientos que de sexo. Aunque sexo hay, pero no quizá el que esperas. Y no en escena, más allá de los besos y algún magreo propio de nosotros. Aquellos que nacimos para hacer de todo y que caímos como casi todos. Solidarios con los de lejos, pero incapaces con el amigo. Y dentro de un entorno de fiesta de pueblo, la Virgen del Carmen en cualquier lugar indeterminado. Pero que podría ser cualquier otra fecha, como Santa Ana en Albal o Sant Pere en Les Barraques. Amparito Roca nunca sonó tan tétrica ni provocó tanto escalofrío.

Y drogas. Y risas. Y llantos. Y la vida que llega. Y la vida que se fue. Y volver a casa porque se acabó el amor en el extranjero. Y no saber como decirte que voy armado con palabras, pero nunca quise herirte. Que me gusta cuando llegas, aunque tenga que esperarte, que es lo que canta Tortel para ellos. Y para nosotros. Y que es un resumen maravilloso.

Y que tienen que verla. Por supuesto. Porque hay que vivir con los demonios de uno. Pero vivir. Sin suicidarse, pero vivir.

Porque nos han calado. Y ahora ya no hay vuelta atrás.

miércoles, 3 de abril de 2013

Cosas que hacer en Valencia cuando no estás muerto.

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Nada. Que no hay manera. Uno quiere hacer vida casera, con sus pucheros, sus sartenes, sus libros, ver como maduran los nísperos y los limones, leer la Cosmopolitan de cabo a rabo y comulgar dos veces por semana. Vamos, hacer cosas 'normales' a cierta edad.

Pero claro, llega la primavera con sus caprichos, sus helados de yogur con cositas por encima, los primeros ombligos al aire y la agenda de eventos solo te deja soltar un 'la cagaste, Burt Lancaster', porque tú querías reducir gastos nocturnos y tripa para ponerte a tono para aquello del verano y ya sabes que no va a haber manera.

Que como no te pille una personal trainer con aspecto de dominatrix, lo vas a tener clarinete. Tú que querías ser Gosh este verano y llegarás, como mucho, a Pepito Piscinas.

Decía Oscar Wilde que la mejor manera de evitar la tentación era caer en ella. El tipo en cuestión era un influencer en aquella época de absenta, escritos de papel y amantes de pelo y pluma. Así que, abracemos a la tentación y, como buenos libertinos, metámosle mano bien adentro.

Planes que no hay que perderse antes de que llegue San Vicente (que por si no lo sabes, es el 8 de abril, hijo de Satanás).

Plan 1. La viuda vuelve con 'Nostalgias'

La vuelta a los escenarios de Belén Riquelme, nuestra Amy W. de Ruzafa, que si fuera italiana debería llamarse Sofia o Mónica, es una gran noticia, por varias razones. Primera, porque prometío hacerlo en el primer verdor, segunda, porque pudo cumplir su promesa y tercera, porque esta mujer te batea el corazón cada vez que pisa las tablas. En este rincón somos fan hasta la muerte de ella y todo lo que hace y solo pedimos, egoístamente, que tarde mucho en largarse a alguna de las capitales a emprender su camino a las alfombras rojas.

Retoma el papel de artista enigmática y respetada de los años 50 y 60 anclada en un pasado trágico creado para 'La viuda del mar', antigua pieza de cabaret, acompañada de manera genial por el acordeón y los dedos de Isabel Latorre, y repiten equipo nuevamente, tras la bonita pieza de Miniteatro 'Le tuteur d'amour', con este 'Nostalgias', un homenaje a la música española, argentina y cubana, desde la República hasta el exilio de muchos españoles en Argentina.

Poco más se sabe de esta obra, dirigida por Alejandro Tortajada, que se ha vendido bien a través de las redes sociales, con virales de imágenes de la diva sobre sus pruebas de vestuario en una pre-actuación que no hace más que aumentar las ganas de saborear las cuerdas vocales de la artista, con el tacto de un habano en las manos y el ardor de un ron en el paladar.

Plan 2. Vinos y viandas.

En el viejo cauce del río, cíclicamente, aparecen de la nada casetas, carpas y demás artilugios con un denominador común: comida, bebida y música. La denominación de origen es lo de menos. Alemania, Sudamerica entera o Andalucia dejan un cachito por allí para saborear y abusar de las cuitas gastronómicas y sus acompañantes líquidos para uso y disfrute de la parroquia local que empieza a ver mundo por el estómago.

Pues ahora toca mirarse el ombligo y dar rienda suelta a todo lo de la terreta, con la muestra de vinos, cavas, licores y alimentos tradicionales. Sacar la sonrisa canalla, calzarse las botas del polvo del camino, ir en mangas de camisa y con algo en la mano por si refresca y estar dispuesto a probar quesos, cerdo curado y, porque no, vinos blancos con aura de especiales, son los únicos requisitos para disfrutar de ello. Pedir vermú en todos los expositores, y pasar informe de daños a Nada Importa, tontear con alguna bodeguera y acabar dándolo todo en cualquier local de Ruzafa es opcional, pero también divertido.

Plan 3. Ver como maduran los nísperos y los limones.

Porque al séptimo día, descansó.

Si se tuviera que definir esto, economizando tinta, Veuve Clicquot serían las palabras. La viuda y el vino. Ya llegó la primavera.

martes, 5 de febrero de 2013

Los desórdenes sentimentales. #littlesecretfilm

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"La conocí hace dos semanas. Era una chica maravillosa, increíble. Teníamos sexo a todas horas. Se dejaba hacer de todo. Estaba convencido de que me podía casar con ella"

Esto igual podría ser una segunda parte. Una prolongación de aquel post de no hace mucho en el que se presentaba en sociedad el proyecto #littlesecretfilm. Una panda de zumbados con muchos cojones que se han propuesto no llorar por los rincones de ministerios y sociedades generales de pollo frito y mojo picón, por señalar a alguien con la culpa, que no lo tengo claro del todo.

Zumbados, decía. De esos que no se quedan sentados en el sofá y tiran de tripas para hacer lo que realmente les hace hervir la sangre. Contar historias.

Conozco muchos que cuentan historias. A través de la música, de juntar letras o de crear imágenes y fotogramas concatenados con cierto sentido. Y no es fácil.

Pregunta a Ana Rosa.

Por eso les profeso admiración. Y no me cuestan prendas reconocerlo. Y salivo, sudo y farfullo, como su fuera un virgen ante su primera mujer, si puedo estrechar sus manos, besar sus mejillas o compartir sustancias.

Luego, doy gracias a Dios por crear el vino y a los franchutes por mejorarlo.

Soy una puta groupie.

Alfredo Di Stefano, decía, dice, que para construir una casa hacen falta cinco años de estudio y para tirarla solo un martillo. Don Alfredo habla de lo difícil es crear y despertar sentimientos en la gente.

Pues esta panda de cabrones de #littlesecretfilm son arquitectos de sentimientos.

Como el que hace gambeta en un campo de regional lleno de piedras en vez de césped. O el boxeador que se rehace desde el rincón de su dolor para evitar que la toalla toque el suelo. Sentimientos.

Crean de la nada un movimiento, arriesgado, pero atractivo. Han modelado una bandera, en colores negro y sangre por el placer de crear.

Un manifiesto, un compromiso con el arte y unas normas.

Así de sencillo. Así de complicado.

Como aquellos 'Soñadores' de Bertolucci.

El que no hace cine, es porque no quiere. Las nenazas, segunda puerta a la derecha.

Ya he visto 'Los desórdenes sentimentales', nobleza y guiño con el nombre obligan. Y me parece una puta maravilla. Habla de eso, de sentimientos, de autodestrucción, de fantasmas, de ombligos, de miedo, del pasado y del futuro. Es tan de sentimientos que podría ser un serial de InterseXciones, sin duda alguna.
Y la cámara es un personaje más. Los cortes, que hay pocos, las hojas de los árboles. La economía de los planos, jugando con el entorno, haciendo casi teatro.

Y sábanas, vino, humo de cigarrillos y sexo.
Y el blanco.
Y el negro.

Y actorazos. Leyendas, promesas y realidades. A los que repartirías mamporros y besos. Drama y punk. Sentimientos, otra vez.

No voy a contar el final, ni el principio, ni la mitad. Bueno, el principio, sí. De hecho, es el texto que encabeza esta entrada.

CINE. #littlesecretfilm. Más cine, por favor.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Tutores del entretenimiento

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Pues que el negro ya no es tanto. O eso me parece a mí, a pesar del temazo de los Stones y la versionaca de M-Clan.

O que igual esto es como decía aquel del fútbol, un estado de ánimo.

Vale, que las cosas no están muy allá por culpa de los golfos apandadores de siempre. Pero la peña se mueve, se recicla, se adapta, se reinventa, se redecora... Y hay que estar. Me siguen, ¿no?
Sí quieres alimentar a un cerdito rosa con monedas, en Valencia lo tienes jodido. Cuando no es una sota, es un basto, es decir, hay jarana cultural y movidas a cascoporro. De esas de vinos, gintonics y mujeres con tacón, sonrisa y buena conversación. 
Que no todo va a ser cartas y catas de licores, vividor.
Y no te digo nada sí te pirra la mesa y el mantel. Cada vez se come mejor en la ciudad, adaptándose muchas cartas y lugares a los tiempos que corren, con una cantidad de pequeños secretos escondidos en Ruzafa, nuestro Soho, tal y como bautizó Nada Importa al barrio más molón de la city, que te hacen ser un manirroto pierdecasas sí no echas el freno, madaleno.
Pero el Miniteatro vale para usar el comodín de la noche del sábado como la excusa perfecta para levantar el culo del sofá.

Donde el tamaño no importa. No en el sofá, en el teatro.

Miniteatro es un proyecto de estos que nace por necesidad, por huir hacía adelante, ahora que parece ser que vuelven a correr, otra vez, malos tiempos para la lírica, con cierres de teatros y manifestaciones de dolor por un agonizante panorama para aquellos que crean sueños, personajes e historias.
Y los actores nos provocan, nos seducen, nos hacen reír y llorar. Nos arrancan cachitos de alma para que luego nos hagan pensar, recordar y tatuarnos el sentimiento. Dosis, pequeñas o grandes, pero un chute, al fin y al cabo. La puta vida, joder.

Y nos revuelve el alma para bien el artista, bien sea en el plato, en la escena o en un solo de guitarra.
Pues La Intensa Producciones nos ha metido una descarga en todo el centro de las pelotas. Una música que nos habla y nos cambia de color, creada por obra y gracia de Isabel Latorre, y que es un personaje más dentro de la obra 'Le tuteur d'amour', donde conversa con la mujer tejida por Belén Riquelme, actriz de las de antes y dramaturga en ciernes, llevándonos a un viaje por todos los estados pasados en una relación, desde la euforia después del polvo de su vida hasta el llanto del engaño.

Y aplausos. Y vino tinto. Y la letra muda con su sonrisa. Y el compromiso de comer arroz entre los arrozales.

En definitiva. Vivir.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Confesiones en Ruzafa

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Hoy empiezo con una confesión. Ave Maria Purisima…

Tengo mi particular fuente de información, como si de un personaje de una novela de James Ellroy se tratara. Esa fuente es mi garganta profunda, mi confidente, mi persona en la calle, que es donde se cuecen todos los meollos. Me pasa el soplo de las noticias molonas para darle a la tecla en este rincón. Me meto dos copazos, o tres, de Laphroaig y le meto caña al portátil así, en plan Sabina.


Como decía, mi confidente me cuenta cosas incontables, en sus dos significados. Me habla de los ukeleles de las niñas pijas mientras compartimos pastillas de Stevia, que es lo más ‘in’ del momento, con el café o el carajillo. Despierta mi infantil lado goloso a través de los macarons, que se merecen sesión doble de sudor sin duda, y hablamos de barras de bar que valen la pena.

Y yo, que a veces sigo con las alpargatas de careta a tal nivel que hay días que se me olvida que un lunes es mal día para ir de museos, me lo apunto todo en el lado del cerebro donde no se olvida nada para alimentar las páginas de este cuaderno. Y también mi ego, que a uno también le gusta que le digan ‘me encanta como escribes’ alguna pirada tía buena en los baños de señoras, que narices.

Y la pista de hoy es Russafa Escènica.

Está claro que Ruzafa es EL BARRIO por excelencia en Valencia. Vinos, manteles, arte y chupitos de Jägermeister se entremezclan en la madrugada, creando una atmósfera única que debemos disfrutar mientras dure en este, el lugar de moda, alejado de otras faunas tronistas de comida rápida y silicona a cascoporro.

Aunque para gustos, colores.

Pues en Ruzafa se siembra arte, curioso requiebro otoñal justo ahora que en los campos se recoge el arroz (recuerda, amable visitante, aquello de mis alpargatas), con espectáculos intimistas y pequeñas plateas de poco más de veinte espectadores, donde sientes en primera persona la tensión del artista y que son los verdaderos tuits del teatro, por aquello de lo cortos e intensos y muestra del teatro puro. A pelo. Un salvaje polvo teatral.

Y todo con donaciones individuales y patrocinios alejados de los grandes mecenazgos de collares de perlas y vestidos de diseño.

Ya ves. No está mal este lunes septiembre. Donde todo comienza, como dice mi confidente.

martes, 18 de septiembre de 2012

Highway to hell (o Cuero español, que es más castizo)

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Y yo que pensaba que con el final del verano se iba a acabar el/la calor.

Menudo iluso gilipollas ignorante que estoy hecho.

Supongo que el famoso video de la concejal inolvidable dándole a la digitopuntura para su deleite propio y el de su churri pelotero os habrá llegado de alguna forma u otra. Y supongo también que habréis valorado la estética de su anatomía, su cadencia en el ritmo, su expresión facial y su artística capacidad de persuasión. Y supongo que no lo habréis hecho con estas mismas palabras, a no ser que tengáis cerca a vuestra jefa de Recursos Humanos o a la compañera buenorra y os tengáis que morder la lengua como buen miembro de la famiglia y proyecto de hombre de bien.

Y también habrá sido alguna base de tertulia de bar y tapas el top-less de la hermana de Pippa, la casada con el hijo mayor de aquel príncipe que tenía una mujer mojigata y siempre triste pero resultona, pero que prefería a otra un poco más pasa con pinta de directora de internado y que quería ser el tampax o alguna guarrada de esas que solo se decían por teléfono y que ahora se teclean por el WhatsApp, jugándote la vida, la casa y el coche, melón.

Pues nada, todo esto es una cuidada y esmerada estrategia de marketing para calentar nuestros ceniceros con respecto a la serie web que va a calentar, valga la repetición del verbo, el otoño. Ejem, vale, igual los casos de antes son casualidad, pero nos sirven de aperitivo para el estreno de DiscreetHearts.com, serie que va de la mano de un portal de contactos para eso. Sí, ESO que estáis pensando.

El pistoletazo de salida fue en Valencia el pasado viernes. En Ruzafa, donde sí no. Copetín y taconazo para la puesta de largo, con exposición fotográfica y presentación del primer capítulo por parte del dire, Miguel Ángel Font, que también tiene en la rampa de lanzamiento un interesante proyecto de terror llamado Llagas, y que está on fire.

La serie promete y tiene un inicio con una boda, que no es el final, sino el comienzo. Y que bueno, no voy a destripar aquí porque lo suyo es que le des al click y que la cosa esta de la audiencia internetera suba como la espuma, los actores sigan trabajando con el equipo molón y que el champagne y los macarons sean el menú de los desayunos. Y los diamantes, si eso, se los dejamos a Audrey.

Igual lo puedes ver con una mano. Dale pues.

PD: La morenaza de la foto es Sandra Grima, mi segunda actriz favorita de la serie.