Hemos
planteado, en una de esas reuniones que hacemos junto a los
letristas invitados en las que derrochamos el Bollinger y nos untamos los dedos
con caviar, el montar un duelo. En un principio pensamos en hacerlo a
espada, pero Alicia partía con ventaja. Después planteamos un duelo a
cerveza y jamón, pero Chemi es Maestro Ninja en ese arte. Y como se
hacía de noche y nos da miedo la oscuridad, planteamos una reflexión
escrita y corta acerca del 14 de febrero, donde todo el mundo se viste
de rojo, hay muchos corazones y,
si juegan bien sus cartas, se folla
seguro. Aquí está el resultado.
Que lo disfruten.
Ah, y no escatimen en sus comentarios.
Chemi Sánchez.
Cuando ella me mira espero que vea en mis ojos la felicidad que yo veo en los suyos. Hace poco leí en algún sitio: “Si
quieres a alguien por su belleza, no es amor es deseo. Si quieres a
alguien por su inteligencia, no es amor es admiración. Si quieres a
alguien porque es rico, no es amor es interés. Si quieres a alguien y no
sabes por qué, eso es Amor”. Bien dicho. Yo no sé por qué la quiero, pero sé que la quiero cada día, cada hora, cada segundo.
Hace poco veíamos juntos esa película en la que ella tiene amnesia y él ha de enamorarla cada día. -Qué tío más guay, ¿no? Currárselo cada día…- dijo ella. -Para eso no hace falta que ella tenga amnesia- dije yo.
Lo creas o no este será mi primer 14 de febrero con pareja. -No me gusta ese día, nada de regalos ni historias- dijo ella. -Ya: luego no te compro nada y la cago con todo el equipo. Seguro.- dije yo.
Habrá
por tanto que tener algún detallito este viernes. Mi amor por ella
quedará demostrado con unos pocos euros y de paso me ahorro una bronca. -¡Muchas gracias! ¡Estás tonto! ¡Te dije que no comprases nada!- dirá ella. -De nada- contestaré yo.
El
día 14 de febrero demuestra tu amor: con flores, con una cena, con un
regalo, con un paseo, con una palabra, con una mirada, con un baile, con
un beso, con un polvo… Como más te guste, como mejor sepas. Hazlo, pero
no te pases, porque el día 15 también te toca. Y el 16. Y el 17… Y en
marzo también, y en abril, y en mayo… -¿Y esto por qué?- preguntará ella. -Porque sí- contestaré yo.
Alicia Álvarez.
(Instrucciones de uso:
escucha esto mientras lees este relato.)
Sí,
claro, mucho no importa, mucho es una fiesta comercial, mucho... mucho
rollo. Lo pienso mientras miro su espalda, que por otra parte es todo lo
que he visto desde las 12 de la noche del día de autos, una vez
hubieron transcurrido 24 horas sin pronunciar la palabra "churri", que
nunca jamás pronunciamos, sin bombones, que ninguno comemos, sin cena
especial y sin que ninguno de los dos hiciese referencia ni de broma al
día de los enamorados. Mucho rollo y ahí está, como un niño enfurruñado
cuando descubre que, un año más, los reyes no le han echado la bici que
quería. La batalla de a ver quién es más moderno la he ganado yo, por lo
visto, contra todo pronóstico, pero mientras le veo irse al baño sin
una carantoña y me extraño de que no me silbe como siempre cuando me
paseo por delante en ropa interior, pienso que quizá me he pasado algo…
Felicidades, Valentín, te quiero, pero es que tienes un santo muy
jodido.
SAN VALENTÍN: EL DÍA DESPUES
José María Peris.
"De
sobra sabes que eres la primera que no miento si juro que daría por ti
la vida entera, por ti la vida entera. Y sin embargo un rato cada día,
ya ves, te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera."
Joaquín Sabina. Y sin embargo.
Vivo
siete vidas en una sola, igual que tengo siete nombres en un solo
carnet. Y hoy me toca vivir esta contigo, en la que me porto bien, en la
que no fumo, no bebo, no digo malas palabras y soy bueno. Solo por el
hecho que me sonrias desde las entrañas, que te rias con todo el cuerpo
con mis tonterías, que me digas 'sí' sin separar los labios y que te
abraces a mi al sonar el despertador, mientras farfullas que no quieres
ir a trabajar, valdrá la pena el esfuerzo.
Y
que nos digan que somos adorables, una pareja de película. Y sacarte a
bailar, aunque sea un patoso. Y comer de verdad que, aunque parezca lo
mismo, no es igual que comer bien. Y después comerte. Y que me comas.
Como si fuera el fin del mundo, para que nos pille bailando y que se
jodan el escenario y las canas.
Para que todas las noches sean de boda y
las lunas de Valencia sean de miel.
Vivo siete vidas en una sola y de sobra sabes que eres la primera.
Pero las otras seis te iban a gustar igual o más que esta.