Por esas cosas de los partidos aplazados, el Valencia jugó sin jugar el miércoles en Butarque. Y perdió. La victoria del Madrí, término leído a Rafa Lahuerta y que, desde ya, adopto con respeto a su creador, baja a los chicos de Marcelino al último escalón del top cuatro. Sigues a siete más uno del Sevilla, que anda de pelea con Mourinho y los colegas de Mata y a ocho del Villarreal, liberado de compromisos europeos desde ayer. Y mientras vimos por la tele los ambientes de los partidos que convierten a un martes en lo más parecido a un sábado, transcurrió la semana como quien no quiere la cosa, con ruidos mediáticos y de forment, ni un grà.
Primero fue Robinson que hizo de Mestalla España entera por aquello de rajar conforme venga el viento, pero rajar sin duda. Luego aquello de Semedo y las exclusivas con partida de nacimiento para acabar con las desiguales condiciones que, a ojos del consumidor, parece que tienen las delegaciones locales de los medios nacionales con respecto a quienes solo son locales. Es lo que tiene jugar sábado y tener dos días de descanso. No digo que no se haya hablado de lo deportivo, pero menos, al no haber la urgencia de la información estrictamente deportiva hasta ayer u hoy mismo. De esto último, que se deje constancia en este rinconcito que servidor considera que hay un poco de trato de favor, por decirlo finamente. Que si es una estrategia de visibilización por parte de Meriton, la obra desde del desconocimiento y la historia indica que desde sus estudios centrales nunca se puso el foco aquí salvo para la polémica. A De la Morena, de verde o amarillo, nunca le importó esta plaza más allá del ruido y a las otras dos grandes cadenas privadas de radio, cuatro chascarrillos que ni frío ni calor y más guiños granotas que otra cosa por bienquedas. Pero bueno, cada cual entiende el negocio como quiere, puede o le dejan. Incluido el Valencia, que abre la casa a quien le viene en gana. Eso faltaba. Pero los actos llevan consecuencias. Y la desconexión del oyente, lector o televidente sería total sin las redacciones locales pequeñas y, por supuesto, de las grandes. Luego usted, yo y mi tío de Massanassa ya miraremos que dial, o diales, escoger. Pero todo polvo trae lodo. Y parece que no es bueno el polvo de este camino, Murthy.
Y por si fuera poco, hablo Alemany. Y habló más de los cuartos que del cuarto. No salió, a mi entender, muy arreglado de la comparecencia. Digna de alabar y de agradecer, tal y como dijo en su presentación como Director General, pasa revista de manera periódica a la actualidad del Valencia de arriba a abajo. Pero esta vez fue sin contundencia. Sin despejar con claridad. O despejando en exceso, si prefieren. Dudas con el campo, dudas con la retención de Guedes, dudas con la posible sanción de la FIFA. Dudas con todo. Recordó con su verbo al peor Aderllan Santos con los pies. Aunque supongo que contó lo que pudo contar, sin levantar liebres ni alarmas. Va con el jornal. Mantener la calma. Ser la voz pausada y con cierto sentido ante pretéritos comunicados de patio de colegio que provocan la quema de contenedores y el corte de autopistas. En sentido figurado. En Twitter, claro.
Y curiosamente hay que jugarse los cuartos como aquel que dice en un par de días. Y para más curiosidad, los próximos cinco partidos se reparten autonómicamente entre Euskadi y Andalucía. Más bien Sevilla. Pero nos sirve la cuestión si empezamos a contar desde Málaga y acabamos en ese Mestalla que tanto le gusta a Robin con el Alavés. En ese tapeo futbolístico, con la penúltima jornada entre semana de la temporada, están los cuartos. Y la flechita fluctuante de la clasificación ya no puede moverse más que hacía arriba. Hacía abajo es premio de consolación. Y ahora queremos que se consuelen otros. Porque se quiere vivir de la realeza europea. Se quiere volver a las carpas de hospitality, con los logos de los patrocinadores de la UEFA. Porque ese será, no lo duden, el reclamo para quien quiera venir. Por mucho ojo que le tenga tirado Marcelino al refuerzo futuro, por mucha dirección deportiva inglesa que adopte el club. Por mucho error que esto sea así me parezca. Y los cuartos del cuarto han de pasar, sin lugar a dudas, por mejorar más el funcionamiento del club. Sin poner todos los huevos en la cesta de la Champions. Por si no pasa. Por si vuelven las oscuras golondrinas.
Somos rescoldos de un apasionado siglo XX, como dijo Forges en una de sus viñetas. Pensemos ya en revivir esa pasión moderna. Pasión de siglo XXI. Que ya nos toca, cachisla.