miércoles, 18 de junio de 2014

Valencia vibra.

blogger widgets



De todos es bien sabido que en este rincón se habla de mujeres, de vida que acelera los latidos y de rock. Y no siempre el rock es estridente, huele a bar y tiene a busconas merodeando para sacarte los cuartos y los medios por la cara y/o la nariz.

A veces, el rock llega por donde menos te los esperas. Con un plato preparado por tu chica, con un solo de trompeta en cualquier callejuela, con la presentación de un libro o con una charla plagada de buen rollo y mejores intenciones. Y esto último es lo que fue Valencia Vibrant.

Puro rock.

Se respiraba, desde el primer café, que íbamos a presenciar algo diferente. Incluso teniendo como escenario un lugar en el que retumban tambores de guerra que parece no acaban y siendo este el escenario que no queramos sea otro icono de juguete roto por los de siempre. Pero aun así fue paradójicamente bonito, o curioso, escuchar ideas vibrantes, con un toque de progresismo bien entendido, sociabilidad, paletas de catering y juerga encubierta, como pasa en LinkedIN, con disfrutones crudófilos saltando a la arena del otro lado de la barra para tirar aquí unas cañas y brindar porque sí, por poner un ejemplo replicante de haber visto cosas que no creeríais.

Hemos Han hablado de letras, de calles, de verbo, de sexo, poco, y de mucha utopía bien intencionada. De los barrios que no son y sí que están, de aquellos que cantan "El emigrante" y de los que gritan los goles de Iniestademivida con otro acento, sin hablar de fútbol necesariamente. De matar al mass-media, como el vídeo a la estrella de la radio. De comer bien, de apreciar el comer así, de mirar más al Micalet y no tanto a la Torre Eiffel. De menos brunch y más esmorzar.

Valencia es rock, es literatura, es recuperar la autoestima. Es decir «¡Eh! Yo soy de Valencia y Gandía Shore no es la regla. Es únicamente una reunión de los tontos del pueblo». Y no digo que los que allí estuvimos fuéramos los más listos de la clase, ni mucho menos, pero talento había. O, por lo menos, labia y exposición.

Ahora solo falta que nos dejen hacer, que nos dejen vibrar y que no se quede todo como aquella canción de Julio Iglesias.

Y morteruelo, orujo de Cuenca y unas buenas partidas de futbolín para después del almuerzo.

PD: La foto se la he cogido prestada a los amigos de Verlanga, que la tienen de molona imagen de portada en su Fan Page de Facebook

martes, 10 de junio de 2014

Alicia Álvarez. El título, como siempre, al final. (VI)

blogger widgets
 
 
 
 
 
(Instrucciones de uso: escucha esto mientras lees esta entrada.)  
 
Lo cierto es que la herida era más profunda de lo que parecía a primera vista y su pierna latía al mismo ritmo de su corazón y de las vueltas que daban las ruedas de la bici, tirada en la cuneta, vuelta del revés. Inexplicablemente y casi de inmediato se quedó dormido. Le despertaron el calor y los insectos. El sol estaba en todo lo alto, y los moscardones se posaban en sus ojos, en la herida. Su cara ardía a pesar de la protección que se había aplicado por la mañana, tenía sed, se notaba abotargado y desorientado, si sus compañeros habían pasado no habían podido verle, desde luego, y ya eran las doce de la mañana, ¡maldita sea! Se acercó de nuevo al arroyo y bebió agua, se notó mareado al levantarse y decidió que necesitaba librarse del sol, ya. Algo más allá de donde se había tumbado comenzaba el bosque y entró. Dos pasos, tres, cuatro, repentinamente la temperatura descendió al menos tres grados, una sombra entreverada de rayas de luz le cubrió como una manta de camuflaje, respiró, dio unos pasos más, parecía estar en otro país. El fastidio que sentía minutos antes se había cambiado por cierta expectación, la misma que se siente justo antes de paladear tu postre favorito y...escuchó una voz que resonaba en su interior. No veía a nadie, pero la voz seguía sonando, susurrada, “Ven” le pareció que decía, “Ven”, desconocida y al tiempo tan familiar como aquellos lugares que visitas en sueños cuando, por un azar, te los encuentras en la realidad (a veces pasa). El camino desapareció, el cielo desapareció, el rumor del arroyo era sólo un fondo de agua fresca que continuaba cerca. Intentó localizar el origen de la llamada, unas ramas, unos arbustos se agitaron a su izquierda y corrió hacia allí. La voz, traviesa, se rió, “nooooo, frío-frío!” Sonrió, olvidó todo lo demás: un juego, era un juego…. Y empezó a buscar.

Por Accidente.