Foto: www.valenciacf.es
La frase original es de Luis Moya. Si peinan alguna cana, la reconocerán. Ya ven, con las cosas que ha hecho este hombre en los rallies y pasará a la historia popular como el que le gritaba a Carlos Sainz, su piloto y frustrado presidente del Real Madrid, que arrancara el coche, por Dios.
Y eso supongo que le puede estar diciendo sin verbalizar Uría a Marcelino. Que la cosa tiene marchamo de épica y solo nos hemos pulido seis jornadas de liga. Que ayer por la mañnaa tirabas de clasificación y solo tenían cerapio debajo de la G el Valencia y el Pucela. Hoy, solo el Valencia. Y ya toca. Aunque sea en esa Anoeta que se parece a Atocha. Aunque sea de manera injusta. Porque el fútbol no es justo. Ni la vida, que diablos.
Lo bueno del empate del miércoles es que mañana ya hay partido. No hay motivo para el lamento. El calendario no espera y toca limpiar las cabezas, incidir en los errores y aprender de ellos para mejorar el colectivo. Parece más que obvio que ya saben como jugar a este Valencia lánguido por momentos. Y como atacar. Por fuera, claro. Por la derecha. Pero nadie en el mundo es infalible en su línea de cuatro o de cinco. El que tiene buenos laterales defensivos no son ofensivos y tiene un central que es una patata. Y el que saca pecho de centrales, cojea por fuera. Ante eso solo queda el trabajo de bloque, las coberturas, las ayudas permanentes y compromiso defensivo de los once del campo. Y de los de fuera, de la grada, el mismo compromiso. Está muy bien el raje, el pitido y todo lo demás, pero háganlo cuando el trencilla pite el final. Mientras, a muerte con todos. Hasta con el que le tienen ojeriza. Porque, aunque no lo crean, en este invento el estado de ánimo es muchas veces el plus que decanta la balanza. Miren el Lega del Flaco Pellegrino. En sesenta y ocho segundos le dan la vuelta al actual campeón y la excitación del momento les duró hasta el noventa. Piénsenlo.
Y piensen también que lo extraordinario fue lo del año pasado. Con entrenador nuevo y con muchos de los que quedaron en mitad tabla, los nuevos mostraron una adaptación digna del camaleón, pero en positivo. Kondogbia, Murillo, Guedes, Batsuhayi y algún otro vienen, por diversas cuestiones, con la forma justa. Y esto solo va a remontar con partidos, partidos y partidos. Es difícil, lo sé. Pero conviene sufrir en el silencio. Y por supuesto exigir a Marcelino, Uría y todo su equipo que eleven el ánimo de la tropa, que centren sus esfuerzos en que no decaiga el ánimo, en cortar de raíz cualquier atisbo de tontería que corrompa el habitat del vestuario. Vamos, lo normal en estos casos.
Trata de arrancarlo, Marce. En el Nuevo Atocha, que es esa maravilla que han hecho con Anoeta. El partido más importante del año de momento. Buen escenario.