viernes, 31 de agosto de 2012
Rock metido en un maletín brillante
Aquí se habla de rocanrol.
También de mujeres, brindis y otras gaitas que mueven el mundo.
Decía que aquí se habla de rocanrol. De ese que huele mal, según ciertos anuncios que andan por ahí. Y que es mentira, el olor, por supuesto. A decir verdad, olerá igual de mal que cualquier aglomeración de gente adulta en constante movimiento.
Rocanrol, decía.
Bares, locales, bajos o antiguas fruterías han sido los reductos de la gente que ha sabido, querido o le han inculcado el vicio de esta música, que nació al mundo con Elvis, y que sigue vivita y coleando, por mucho que al cabrón de Lenny le dé por decir lo contrario.
La mala prensa, las radiofórmulas comerciales, o vete tú a saber qué, lo han reducido a locales, llamémosle selectos, con sibaritas del ritmo, humo y mujeres de tacón y raya en el ojo.
No es fácil maridar esto si no sabes lo que llevas entre manos. Y sí no lo sientes como tuyo, peligro.
Has de saber que manejas un producto clave en la humanidad, que ha movido conciencias, reventado muros de guerra fría y que ha traído miles de niños al mundo.
Y todo eso se merece un respeto.
Por lo que todo el respeto del mundo se merece el nuevo proyecto de rocanrol en Madrid, The Music Box Concerts & Club.
Abrirán el telón un martes de septiembre, ya saben, aquello de la contracorriente, con una superbanda, Hot Legs, es decir, el talento de M-Clan, Pereza, Rubia y Josu García.
Buen principio para un proyecto ambicioso que contará con la experiencia de un gran equipo capitaneado por Pepe Cortés y que seguro que va a zarandear el mapa de la escena rockera en la capital.
O sea, que existe un motivo más para brindar, charlar y esperar al Sol en las noches de Madrid.
Seguro que Pepe Risi vuelve, otra vez, a sonreir.
martes, 7 de agosto de 2012
Maxitweets. Agosto, o el dolce far niente.
Siempre
se pueden mejorar las cosas. Y relativizar las miserias de la vida es
mucho más fácil en agosto, teniendo las pelotas en remojo, que
hacerlo en noviembre, con traje y corbata nudo Windsor.
Donde
va a parar.
Incluso
es mejor hasta para conocer a tu suegro.
Ese
señor que, en invierno, es recto y tiene tatuada una mirada marcial
digna de caudillo hijoputa, en verano, a los calores sofocados de la
piscina y asomando la panza arriba del traje de baño, que no
bañador, parece que le importe un poco menos que la niña de sus
ojos se haya encaprichado de un aprendiz de vividor y se la imagina
menos veces cabálgandote en los momentos de movimiento de gutarra y
noches de exceso. Y más si debajo del brazo llevas ese vino resultón
con el que te dejaste asesorar por la dependienta buenorra en la
elección y metes golazo con el champagne de la viuda, que no
Delaviuda que, por otra parte, es cava.
Y
que narices, ahora es tiempo de cigarrear, que para hacer de hormiga
tenemos once meses por delante, menos si los mayas hacen un pleno al
quince.
Ahora
es tiempo de jurar amor eterno al cardamomo con el canto del cisne al
gintonic y pensar en fórmulas para maridar al nuevo rey que se
avista, el vodka. Pulir las nuevas técnicas de optimización de los
recursos profesionales, con un buen blanco en la mano, o cerveza si
no se puede más, reír de los momentos tensos y pensar que no lo
fueron tanto, aunque ese día casí nos costó la arritmia.
Ahora
toca entrar en debates acerca de la técnica de las nadadoras de
sincronizada, enamorarte catódicamente a golpe de zapping, pensar en
plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo y reir por solo pensarlo, correr de
madrugada, hacer siestas indecentes, de llorar otra vez por Santino,
que iba para Don, pero que por su sangre caliente nos dio la oportunidad
de tener a Michael, de ciscarnos en las santas madres de Roures y la
Liga, que nos meten el vicio del balón a horarios de after-hours y
ante los que no podremos hacer nada, solo el pataleo y, como mucho,
la baja del fútbol de pago para pasarnos al lado pirata.
Y
soñaremos con chiringuitos del mundo al revés, donde la montaña
del beber va al Mahoma sediento. Y con una juerga bien parida, con
cruzaditas de las que nos gustan porque somos jovenes todavia, aunque
nos llamen señor y ya veamos que las veinteañeras cada vez nos
hacen menos caso.
Y
brindaremos por Teruel, que existe y mucho, porque gracias a esos
pueblos del pilón, los jornaleros de la música podrán tener una
vuelta al cole mucho más desahogada.
Y
le meteremos caña a todo esto con la banda sonora que nos regaló
Danny Boyle en la inauguración de los Juegos Olímpicos que, por
otra parte, se que tienes dispersada en la discoteca de tu casa,
señora.
Sí,
es agosto, calor, trajes de baño y tías en bikini amortizando su
cirugía.
PD:Para mis anfitrones.
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