Summertime. Eternos días de romper relojes, oír el lenguaje del mar y con la forzosa necesidad de juntar letras y seguir el camino segoviano de don Jose Miguel y su bitácora para no ser menos yo en esto de darle a la tecla en agosto. Los hijos, o los hermanos pequeños, de los que saltaban y se emborrachaban en primera fila con los Sex Pistols y The Clash, han comenzado su particular Braveheart, cambiando las praderas por las calles por no se sabe bien que, pero seguro que la tocada repetitiva de las joyas de la corona, cojones en castellano cervantino, junto con la muerte de algún desgraciado, hizo saltar la chispa. Siempre salta la chispa por eso, alguien la palma y se lía la de dios es cristo desde la I Guerra Mundial, que yo recuerde haber retenido tras estudiarlo. London Calling, sintonía oficial del flautista de Hamelín olímpico, recuperando su sentido original. Twitters revolucionarios, escobas boca arriba, saqueos... Y alguien parecido a Sinead O'Connor haciendo coros reggae en otra parte. El 15-M en versión directa en el mundo del fútbol. Pero nosotros seguiremos navegando, levantando nuestras copas y brindando desde Santander hasta Islantilla, pasando por Madrid, Son Gotleu, Múrcia y la Isla de los Juegos, por poner solo unas escalas en nuestro brindis viajero, que septiembre sigue siendo antipático y su primo noviembre viene con papeletas que nos puedan cargar de razón y toca coger fuerzas a la luz del Lorenzo. Nos vemos pronto, como aquellas oscuras golondrinas del poeta en sus nidos a posar.