martes, 5 de febrero de 2013

Los desórdenes sentimentales. #littlesecretfilm

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"La conocí hace dos semanas. Era una chica maravillosa, increíble. Teníamos sexo a todas horas. Se dejaba hacer de todo. Estaba convencido de que me podía casar con ella"

Esto igual podría ser una segunda parte. Una prolongación de aquel post de no hace mucho en el que se presentaba en sociedad el proyecto #littlesecretfilm. Una panda de zumbados con muchos cojones que se han propuesto no llorar por los rincones de ministerios y sociedades generales de pollo frito y mojo picón, por señalar a alguien con la culpa, que no lo tengo claro del todo.

Zumbados, decía. De esos que no se quedan sentados en el sofá y tiran de tripas para hacer lo que realmente les hace hervir la sangre. Contar historias.

Conozco muchos que cuentan historias. A través de la música, de juntar letras o de crear imágenes y fotogramas concatenados con cierto sentido. Y no es fácil.

Pregunta a Ana Rosa.

Por eso les profeso admiración. Y no me cuestan prendas reconocerlo. Y salivo, sudo y farfullo, como su fuera un virgen ante su primera mujer, si puedo estrechar sus manos, besar sus mejillas o compartir sustancias.

Luego, doy gracias a Dios por crear el vino y a los franchutes por mejorarlo.

Soy una puta groupie.

Alfredo Di Stefano, decía, dice, que para construir una casa hacen falta cinco años de estudio y para tirarla solo un martillo. Don Alfredo habla de lo difícil es crear y despertar sentimientos en la gente.

Pues esta panda de cabrones de #littlesecretfilm son arquitectos de sentimientos.

Como el que hace gambeta en un campo de regional lleno de piedras en vez de césped. O el boxeador que se rehace desde el rincón de su dolor para evitar que la toalla toque el suelo. Sentimientos.

Crean de la nada un movimiento, arriesgado, pero atractivo. Han modelado una bandera, en colores negro y sangre por el placer de crear.

Un manifiesto, un compromiso con el arte y unas normas.

Así de sencillo. Así de complicado.

Como aquellos 'Soñadores' de Bertolucci.

El que no hace cine, es porque no quiere. Las nenazas, segunda puerta a la derecha.

Ya he visto 'Los desórdenes sentimentales', nobleza y guiño con el nombre obligan. Y me parece una puta maravilla. Habla de eso, de sentimientos, de autodestrucción, de fantasmas, de ombligos, de miedo, del pasado y del futuro. Es tan de sentimientos que podría ser un serial de InterseXciones, sin duda alguna.
Y la cámara es un personaje más. Los cortes, que hay pocos, las hojas de los árboles. La economía de los planos, jugando con el entorno, haciendo casi teatro.

Y sábanas, vino, humo de cigarrillos y sexo.
Y el blanco.
Y el negro.

Y actorazos. Leyendas, promesas y realidades. A los que repartirías mamporros y besos. Drama y punk. Sentimientos, otra vez.

No voy a contar el final, ni el principio, ni la mitad. Bueno, el principio, sí. De hecho, es el texto que encabeza esta entrada.

CINE. #littlesecretfilm. Más cine, por favor.

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