martes, 14 de febrero de 2012

Maxitweets. Desayunos de sábado.

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El viernes era eterno o, al menos, eso deseaba yo. Intentaba prolongar, con últimas copas de las que siempre viene una más detrás, lo más posible el cambio al siguiente día de la semana. Nuestro día. Con nuestros rituales. Un zumbido suave del reloj a la hora que la primera edición llega al kiosco. Con sigilo salir de la cama, sin despertarte, a la calle, cruzar de acera y tener la prensa y el dulce, para volver a taparme a tu lado. Nuestra prensa. Tinta impresa y bollería recién hecha, para que el olor a mantequilla horneada nos vuelva a despertar a la hora que sea. Y solo en ese momento, después de que me sonrías aún adormecida, decir buenos días, aunque sean tardes, a golpe de mordisco crujiente, llenándolo todo de migas. Y qué. Es sábado. Tú la revista, yo el periódico. Y luego, al revés, comentando la jugada y hablar que, a veces, es mejor no salir de la cama. Nuestra cama.

Hoy no hubo zumbido. No hizo falta. Todavía caminaba, tras andar con la luna a esa misma hora en la que tu vientre me sabe a pan. Y buenos días al desayuno y a la prensa, aunque para mí sean noches. Y no querer llegar allí. Al dormitorio. No querer verla sin deshacer. A la cama. Y recordar las curvas de tu espalda desnuda, mientras hago el amor aunque no estés. A ti.

Odio estos sábados. Ya quiero que sea lunes y ver a todos con cara de, mientras yo sonrió esperando a que llegue tu tren, deseando que sea, otra vez, un sábado de verdad.

viernes, 3 de febrero de 2012

El Goya del hombre en pijama

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Y le dio al palo. Él no sabe qué es eso, de fútbol no entiende, ni sabe, ni puta falta que le hace. El tipo ha conseguido vivir de su sueño infantil y se considera un privilegiado. Yo creo que lo es, y además curra en pijama desde su casa, el muy cabrón. Remoloneo en la cama, vaso de leche con colacao, o lo que le dé la gana echarse a la panza, y a darle al lápiz o al tablet o a lo que sea. Pero ojo, no nos engañemos. En este caso el hábito no hace al monje, es decir, que el tío curra, y de lo lindo. Ilustra y hace novela gráfica, que es una manera adulta de decir que hace cómics tebeos, y seguro que te has cruzado con alguna de sus creaciones sin saberlo o quizá esbozando una sonrisa al descubrir que te ha gustado. Perdón, amable lector o voraz lectora, no le he presentado. Hoy hablamos de Paco Roca, premio Nacional del Comic 2008, y candidato al Goya por el guión adaptado de ‘Arrugas’, la película, que opta también al Goya como mejor película de animación, un cómic tebeo sobre el alzheimer que ha vendido más de cuarenta mil ejemplares.

Lo de darle al palo del principio viene a que estuvo en la terna para entrar en los nominados para el Oscar como película de animación. Hubiera sido un golazo por toda la escuadra. Al final entró ‘Chico y Rita’, pero bueno, aunque hay otro valenciano allí, el diseñador Mariscal, profesor temporal de mi talentosa y preciosa amiga Sara Ramirez, Paco Roca nos toca más de cerca y además es miembro del Russafa Rat Pack, un alarde de juanbautismo propio acerca de una panda de tunantes del mundo audiovisual y creativo de la terreta. No deja de ser esto nada más que un acto de chauvinismo regional para contrarrestar los trajes en el banquillo, los guiños al jurado y los resultados ajustados de aquello que se quería, un jurado popular, al que se le hace escarnio público por la importancia relativa de sus faltas de ortografía. Aquellos polvos trajeron estos lodos, pero médicos, abogados y cualquier profesión respetable tiene algún borrón en su escriba. No sé si es correcto esto o el chauvinismo solo es aplicable a la patria, pero bueno, como es mi scattergoris, toca aceptar barco como animal acuático y pulpo como animal de compañía.

He tenido la suerte de poder conocer brevemente al artista, y futuro premio Goya, me mojo ya mismo, tanto a nivel personal, como a través de terceras personas y bueno, creo que no es una cuestión de aquella milonga que habla del tiempo y que nos pone a cada uno en su lugar. Nada de eso, eres tú, con tu propio trabajo, vistiéndote por los pies, el que ocupas tu lugar en el mundo. El genio existe, pero no el bohemio, que entra en estado de misticismo, de petit morte y crea de la nada. Se hizo el mundo en siete días, nos dijeron, pero quien sabe cuántas pruebas previas haría para llegar a Adán, Eva, la manzana y todo lo demás (dejando de lado que igual eso es ciencia ficción). Y tampoco salió muy bien la cosa, aunque versiones mejores han venido. Entonces, por todos los valores, por envidia al trabajar en pijama, por sus visitas a Japón, por esos preciosos dibujos de camas deshechas, por su gusto al rock, por sus intervenciones radiofónicas, por sus premios pasados, presentes y futuros y por una pica en Flandes en la alfombra verde, roja o a lunares del cine español, pasen, lean, rían, lloren y disfruten con el trabajo de Francisco Martínez Roca