Supongo que todos ustedes se acuerdan de él. De hecho, cada vez que desde la Castellana blanca se asocia algún jugador del Valencia con el posible fichaje por el Floper Team, sale a relucir el montenegrino. Pónganse en situación: segunda mitad de los noventa, un Valencia CF fuerte, puñetero ante los grandes, que había llegado a una final de Copa el año anterior, perdiéndola en diez minutos, con un entrenador, Luis, que se las sabía todas y una plantilla que rozaba con los dedos la opción de ser campeona de liga. El sueño de Paco Roig de 'Per un Valencia campeó' muy cerca. Y las generaciones adolescentes del valencianismo, que vieron el descenso, sentían en primera persona aquello que les contaban los que vivieron la década de los 70. Como estilete de ese equipo, forjado a base de rapidez y oficio, un yugoslavo que llegó como un desconocido delgado y hortera, como lo éramos todos en aquellos años. Venía de la mano del mito Pasieguito, cuya hoja de servicios era más que impoluta como jugador, entrenador y que, hasta aquel momento, tenía el hito de haber traído a un rosarino a Valencia que después fue Campeón del Mundo con Argentina y de casi todo en Valencia. El yugoslavo se llamaba Predrag Mijatovic y nadie sabía quien era, más allá de Bernardino.
Predrag pasó a llamarse Pedja para su nueva familia valencianista y llevaba detrás un pequeño gran drama con un hijo, valenciano, nacido con una grave enfermedad. El clima mediterráneo era más que recomendable para que Andrea pudiese remontar y mejorar en calidad de vida, por lo que parecía que se tenía Mijatovic para rato. Lazos familiares y la gestación de un equipo realmente competitivo podrían satisfacer ese gen ganador que poseen todos los balcánicos. Y Pedja, montenegrino ya, parecía feliz.
Pero Lorenzo Sanz, Capello y la revolución en el Madrid después de quedarse fuera de competiciones europeas provocó el cisma, el fichaje por cláusula de la estrella valencianista y una gestión de los momentos equivocada y asumida como tal por el protagonista. Pero siempre estamos en las mismas. Ustedes y yo puede que hayan crecido con el valencianismo corriendo por sus venas, pero un tío de Titogrado lo que quiere es ganar, ganar y ganar. Y si puede ser con buen jornal, mejor que mejor. Por mucho que su ídolo de la infancia sea Kempes. En aquel entonces, Judas, mentiroso y desear la muerte de su hijo fueron las lindezas que se lanzaron, como neandertales novios despechados. Entendibles las dos primeras cosas, injustificable la tercera. La masa, esa corriente peligrosa azuzada que zarandea coches o cosas peores. Pero bueno, lo dicho, con la perspectiva del tiempo, la gestión de los momentos, lo único mejorable por parte de Pedja. La juventud, supongo.
Dicho todo esto, resulta curioso que la vara de medir sea la mentira. Jugadores del doblete, que ahora están en púlpitos, se negaron a jugar por recibir ofertas, o sondeos, de aquel mismo lado donde las recibió Mijatovic, recibiendo a cambio renovaciones bien jugosas. O negándose a renovar por conseguir el último gran contrato. Y sigue siendo igual de lícito que lo de Pedja. Ejemplos hay, pueden hacer lista. Lo importante para medir estos aspectos es que todos, absolutamente todos, en mayor o menor medida, han contribuido para llegar a los cien años. Hasta Sabin Illie, bien citado por esa maravilla personal llamada #los100delCentenariVCF de Sergi Calvo (@violaderoda) en Twitter, tiene su cuota de protagonismo en el Centenario, de obligada visita y seguimiento.
Mijatovic fue uno de los mejores jugadores que han pasado por Mestalla en los últimos tiempos. Con su marcha, una generación creció de golpe y se dio de bruces con la realidad mercantilista de este deporte. Pero, si lo piensan, con su marcha podemos hilar el principio de todo: con el dinero de Pedja llegaron Romario, Karpin y Valdano para marcharse después y ser sustituidos por Adrian Illie, Piojo y Ranieri. Y el resto ya saben como acaba.
Por lo tanto, digo sí a Mijatovic en el Centenario. Y a que haya una foto con Mario Alberto Kempes. Para que Pasieguito agarre del cuello a Puchades y, junto con Tuzón y Paco Real, saquen pecho allá arriba y digan aquello de "...en Mestalla hem vist cavalcar els més grans...".