El final del paticorto mes del año coincidirá con muchas cosas. Rita dejará de lado sus movidas y sus listas para salir al balcón sonriente y anunciar con la bella Laura y su corte que la pólvora ya huele en Valencia, y las niñas, chicas y señoras, uno tiene una edad y ha ampliado su radio de acción, empezaran a mostrar los progresos de la hibernación en el gimnasio cuando la primavera llame a nuestra cara con los agradables rayos de Sol. Si todo esto no fuera suficiente motivo para seguir viviendo, si con esto no tuviéramos más de cien palabras y más de cien motivos, un asturiano nos va a dar una alegría. No, el ‘siete’ de España no vuelve a la ribera del Turia para rescatarnos del tedio, más quisiéramos. Igor Paskual, lanza su primer disco en solitario. ¿Igor qué? Niña, cerveza, que esto va a darme sed.
Babylon Chat fue una banda de glam-rock nacida por allá el 94 en Asturias que, aparte de beber sidra, saciaron su sed de gente como Lou Reed, Iggy Pop, Kiss, T-Rex, New York Dolls, y sobre todo, Bowie. Adoptaron una estética glam-rock, con mucha base, pose provocativa y letras que apuñalan, hacen esbozar una sonrisa y que son un canto al hedonismo, tanto en sus consecuencias buenas como en las malas del desamor y excesos. Evolucionaron del punk-rock al rock clásico con un toque, si quieres, de pop, pero con grandes composiciones y nos dejaron, en el ultimo disco de Igor con la banda, temas de obligada escucha como ‘El último brindis del año’,‘Días de vino y rosas’ o ‘Demasiado deprisa, demasiado salvaje’ entre otros, y la excepcional ‘Las chicas del Roxy’, junto con Loquillo, himno a las camareras de la mítica sala valenciana y que, con tan buena onda, versionean en sus conciertos Los Perros del Boggie.
Igor dejó la banda porque El Padrino le hizo una oferta que no pudo rechazar. El Padrino nació en El Clot y mide casi dos metros. O sin el casi. Loquillo le echó el ojo en un concierto en el que se dirigió al respetable mentándoles a la madre. Así, en crudo, sin una presentación formal ni nada. Rocanrol actitud. Se convirtió en el heredero de Puigdomenech, de aquellos antiguos Trogloditas. Y seguro que no les iría a la zaga en nada, en virtuosidad y en estragos en los rincones oscuros. Su complicidad con el Loco salta a la vista. Stinus, el otro guitarra, va más a lo suyo, pero el Loco e Igor son carne de la misma especie, rock en las venas, labios partidos por ello y más chulos que un ocho de copas.
Giró, creció y triunfó. Como una leyenda de la antigua Roma. Actitud. Sí. Otra vez. Boas y guiños a las primeras filas. Moja bragas con movimientos de cadera. Pero hay poso detrás. Hay artista. Ecléctico. Escritor con afición por la música. O músico con afición por escribir. Da igual el huevo o la gallina. Elige la música para sus viajes como el sibarita que selecciona un vino para según que plato. Profesa admiración y dolor por a partes iguales por los viajes con Caronte de Augusto Algueró y Gary Moore. Y entre medias, crea joyas audiovisuales como ‘El peor novio del mundo’ y se prepara para su puesta de largo con su ‘Equilibrio inestable’. Quiera o no, Igor está asociado para mí a marzo y todo lo que lleva en Valencia este mes. Un 16 de marzo de 2010, tras dos horas de acústico en solitario con su imaginaria banda futbolera, en compañía de David ‘perro’ Lobo y la alma alicantina del rock con la sonrisa más sincera y encantadora en casa de Andrés, el Nueve Tragos, me hicieron convencerme que quiero tener dinero y no trabajarlo. Soy lo peor.