Foto: www.valenciacf.es
No. Este que les escribe resume en ese monosílabo el post-partido del Valencia en Champions. El partido en sí era una cosa difícil de salida. En el campo de la Juve y contra un equipo que lo ha ganado todo excepto un empate y una derrota en el alargue contra Mou y su flor. Cosa de la que luego hablaremos. No aporto nada nuevo si incido en que el maná de la Champions se marchó en aquella noche de empate en Suiza. Ahí comenzó el Valencia a plegar las camisetas con el balón estrellado en las mangas. Porque jugártela contra el campeón de Italia y el equipo más poderoso de Inglaterra era este año apostar sobre seguro al no éxito de los blaquinegros. Quizá el año pasado, con esas dinámicas positivas que propiciaron un engranaje casi perfecto, se hubieran tenido opciones. Pero este año, justo por eso, por la dinámica, era difícil. Como encontrar un oasis cuando estás perdido en el desierto.
Dirán algunos que la suerte que ha tenido el Manchester es la que le ha faltado al Valencia. Dos goles en los minutos del alargue, menuda flor. Bien, compro la teoría a medias. Porque la otra mitad se llama carácter ganador. El portugués Mourinho, en su faceta de entrenador, tiene más que demostrada su solvencia para gestionar grupos y llegar al fondo de ellos para exprimir al máximo. Y eso que hace bien poco estaba más fuera que dentro, con supuesto desencuentro con Pogba y resultados regulares. Y un equipo es, casi siempre, el reflejo del entrenador. Luego el Mourinho personaje ya es cuestión de gustos. Pero es un tipo que ha jugador catorce veces la Champions League y se ha clasificado para octavos en todas. Y las dos que no las jugó, ganó la Europa League. Supongo que estarán conmigo que es incontestable deportivamente.
Por eso mismo no imagino a nadie de los Red Devils salir a prensa después de caer en la fase de grupos y hablar en positivo. Ni a Mata, que es el yerno perfecto. Si Juanín hiciera eso demostraría una sospechosa ausencia de inteligencia y una falta de aprendizaje de lo que significa el United después de tantos años allí. Lo lógico es salir cabreado, o más bien triste. Analizar en medio plazo, con sosiego y autocrítica, es lo que hacen los líderes de verdad, no los impuestos. Y el positivismo impostado es, como dice mi querido y admirado Vicent Molins, muy de Mr. Wonderful.
Y bueno, el equipo que tenía en el pasado el apelativo de 'Bronco y copero' debe de ser más de Mr. Puterful, maldita sea.
A quien corresponda. Tomen nota. Mimbres hay para construir un gran cesto a medio plazo. Estoy convencido. Pero llamando al pan, pan y al vino, vino.
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