viernes, 13 de abril de 2018

Los verdaderos rivales.

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Esta semana, a raíz de un tuit de Pau Corachán (@PauCorachan), pude leer el que, parece ser, fue un famoso artículo que hizo Rafa Lahuerta allá por el 2004 hablando del antimadridismo madridista. Lahuerta, con su prosa habitual, plasmaba en palabras una especie de manual de buenas maneras para no caer en esa supuesta provocación que pulula sobre el madridismo. Casualmente, en estos días ando leyendo los trazos de la vida del propio Lahuerta cogida de la mano de su valencianismo y, cada vez, lo tengo más claro. Y más después del descalabro, casi por duplicado, de los Airbus futboleros en la Copa de Europa.

Miren, olviden aquello de medirse al Madrí y al Barça. Ellos siempre tendrán lo mismo. El lustre de las Copas de Europa, Di Stefano, que es un poco nuestro también. y todos los peinados de Ronaldo y sus desnudos goleadores por un lado. Y el drama eterno y el sentimiento de inferioridad con el de la capital, disfrazado de cualquier cosa, sea más que un club o grititos de independencia por el otro. Bastante pena dan en la València del norte con no haber marcado una época con el mejor jugador de la historia ganando muchísimas menos Copas de Europa que las que un jugador como Messi debería tener. Tres o cuatro años sin pasar de cuartos, tetes. Con un marciano en sus filas, chavales. Esto lo tenemos aquí y arde hasta l'Albufera.

Con los que nosotros debemos batirnos el cobre son con todos los demás. con los dieciocho restantes. Que deberían ser dieciséis, pero eso es otra historia. El éxito de un equipo como el Valencia CF, o FC, ha de ser el competir por estar siempre no más bajo del quinto puesto. Por historia, por volumen y porqué es nuestro equipo, que diablos. Pero conviene no caer en la monotonía y el meninfotisme de no darle valor a estos lugares de altura. Que les veo venir y me van a echar las temporadas de Emery a la cara y no. Emery llegó torcido desde el primer día, dando buena cuenta de L'Umbracle con Rafa, aquel portero devoto de la virgen, y Alexis, el Ramos de Aliexpress, y se fue más torcido aún cuando aquello de la carrera, o lo que fuese, en la daga del gol de M'bia. Al Valencia hay que exigirle competir en todos los lugares y en los grandes escenarios como guinda al pastel.

Servidor, por salud, no ve los programas de forofeo de Manolos, Ronceros y semejante fauna. Supongo que esta semana todos se pondrán la remera bianconera por aquello de intentar hacer más leña del árbol caído en Europa. Dirán alguna barbaridad sobre árbitros, o sobre Suárez o sobre Messi. O quizá puede que incluso sobre Piqué, eterna diana. Por ese morbo tan humano solo pinchó esos canales, o el directo de la tele de Floper, cuando les zurran la badana y salen todos compungidos como si se les hubiera muerto el canario o hubieran tenido un gatillazo escandalosamente escandaloso. Pero ya menos veces. Sintonizar RAC1 o cualquiera de aquellas la noche del martes también hubiera sido canela en rama. Sardanas funebres supongo. O los poemas más tristes de Marti i Pol recitados por el intensito de Lluis Llach. La cara de uno de mis compañeros de trabajo era un poema el miércoles. Ellos que se creen inventores del fútbol moderno y que hablan, en sus conversaciones de barra de bar de aspectos técnicos que solo conocen de oídas pero que de tanto oírlo se creen Menotti o Bilardo. Total, que vas a esperar de unos aficionados a los que se les veía la raja de culo. Aunque los del otro Airbus son peor. Aquellos cantaban La Ramona Pechugona, muchos con la boina enroscada, sin haber visto una playa en su vida. Miren que tristeza.

Así que, lo dicho. No olviden quienes son los verdaderos rivales. Los que son como ustedes y como yo. Los que no se dejaron embaucar por el ganar fácil. Rivales de verdad. Con todo lo que conlleva la rivalidad. Con respeto y admiración antes y después de los partidos directos. Por supuesto. Pero tampoco caigan en que nos quieran enemistar. El 'divide y vencerás' no ha de pillar de sorpresa a nadie. Compitamos con los Airbus cuando nos toque. Mojarles la oreja, plantar cara. Y si la cosa de mañana es un uno en la quiniela, cap problema. Lo normal en un equipo que se gasta 70 kilos en jugadores de banquillo. Recuerden que hubo un tiempo en el que se les veía la raja del culo. Y con el mejor más de diez años, no han arrasado con todo.

No entren nunca. Ellos son de otra liga. Con otros dineros. Con otras miras. Pero, como aquella telenovela, los ricos también lloran. Y si no lo hacen, ustedes, yo, los del Atleti, Athletic, Sevilla, Betis o Villarreal seguiremos saboreando con más placer cuando haya alegría de goles y con más pena cuando no.

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