Puede que sean las cosas del cambio horario. O quizá el enclaustramiento de las noches de los sábados. El caso es que a hora de martes, me desperté este domingo. Y con prensa, pan de obrador y café de los que mejor saben, me dispuse a teclear acerca de la palabra de moda en este fin de semana. Derbi. Ayer sábado vivimos uno, el de los transatlánticos del fútbol mundial separados por el puente aéreo. Aunque ahora lo llamen 'clásico', haciendo propia los plumillas holgazanes la definición argentina, no deja de ser derbi como aquellos que narraban ya en las radios de blanco y negro. Y esta tarde, uno regional, con focos solo hasta donde llegan los límites de la autonomía valenciana, entre Villarreal y Valencia, que marcarán la temperatura de objetivos de ambos, por lo menos durante una semana más. Pero si rascamos más hacía adentro, si buscamos más en nuestras tripas, hay un partido sin acreditación de medios, sin grandes titulares, sin aperturas de los boletines de noticias, que va a ser más histórico que estos dos. Primero por la novedad, segundo por el contexto. Separados por la naturaleza en forma de barranco, esta tarde se disputa el primer partido oficial entre dos clubes vecinos, casi hermanos, de l'Horta Sud. Hoy se juega en categoría regional preferente valenciana, un Massanassa-Catarroja.
Sería interesante saber como se ha llegado a esta situación, como se enfrentan un club de 33 años de historia, el local Massanassa, contra uno de los históricos de la Tercera División valenciana, que hace bien poco, concretamente dos temporadas, fue campeón en esta categoría. Y como casi todas las cosas en esta vida del balón, todo es cuestión de suerte, por decirlo de alguna manera.
El Massanassa, tanto en su actual denominación, como en las anteriores, siempre ha navegado en aguas modestas de la Primera y Segunda Regional, sin más interés que el lúdico y sin otra aspiración más ambiciosa. Para ver fútbol más atractivo, la ciudad de Valencia ofrecía un programa mejor, e incluso la localidad vecina, Catarroja, ofrecía mejor cartel. Bastantes buenos peloteros de Massanassa han cambiado de orilla del barranco para defender los colores del equipo de fútbol vecino, con el apoyo y admiración de sus paisanos. De hecho, la primera vez que el Massanassa asciende a Regional Preferente fue en la temporada 2006-2007, con un equipo entrenado por José Hernández, precisamente entrenador actual del Catarroja y dirigido desde los despachos por David Ribes, un joven de la localidad, amante incondicional de este juego y que tuvo los arrestos necesarios para tomar las riendas de una entidad que iba a la deriva un par de años atrás, categoría que recupera hace dos temporadas y en la que se encuentra cómodamente instalado en la zona media.
Por otra parte, el Catarroja, con un histórico de 27 temporadas en Tercera categoría, siempre ha buscado un poco más de relevancia en estos casi noventa años de historia. Con una percepción del fútbol un poco menos romántica, dentro del profesionalismo que se le pueda permitir a un equipo amateur, sus cotas han sido más ambiciosas, teniendo en sus vitrinas dos títulos de Tercera División, el último conseguido hace bien poco. También ostenta el dudoso honor, y no contrastado al 100%, de ser el equipo español que, siendo campeón la temporada anterior, queda último en la siguiente, un hecho que, a pesar de su peculiaridad, no deja de ser una muestra quizá de una mala gestión deportiva de un supuesto gigante con pies de barro.
Pero hoy la historia no juega. Hoy, cuando a las cinco se dé el pitazo inicial, no pesarán las temporadas en Tercera o la bisoñez en la Preferente. Hoy se verá en el campo el trabajo de hoy, con dos modelos de gestión: la local y tradicional del Massanassa, con una directiva a la vieja usanza dirigida por Vicente Campos, que se nutre de los atípicos de las rifas, loterías y publicidad en los carteles anunciadores, contra los jugadores presididos por Javier Estívalis, desmarcado del día a día del club tras conseguir un excelente acuerdo con la filial española de Boca Juniors, dejando a los nuevos gestores argentinos la planificación deportiva, y con dos entrenadores ambiciosos, Edu Revert y el citado anteriormente José Hernández, que seguro que presentarán sus mejores armas para vencer en este histórico choque, pequeño, pero histórico al fin y al cabo.
Y el campo de tierra será esta vez de césped artificial. Y el balón será de material sintético moderno y no del pesado cuero de vaca cosido a aguja, de los que precisan pañuelos en la frente para protegerla al cabecear. Pero seguro que, a las dos riberas del Barranco de Chiva, se vivirá pasión compartida por el resultado en los mismos noventa minutos. Como en aquellos amistosos en blanco y negro, donde los tres puntos no importaban, porque no exisitían. Donde se jugaba solo por ganar al vecino con las mejores armas.
una vegada mes m'aborrone. mi nombre es pepe, soy albalense, exjugador del catarroja y medio masanasero. si, porque asi somos aqi. hemos sabido compartirlo todo, pero hoy hay futbol y cuando sudas por algo aprendes a defenderlo. con todos mis respetos... amunt catarroja!!!
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