Foto: www.valenciacf.es
Cuando la pelotita no entra, el cuello de la camisa aprieta. Y eso lo saben, o deben saberlo, aquí y en Singapur. Por eso, cuando la semana pasada Héctor Gómez le preguntó en la 97.7 Radio Levante al presidente del Valencia CF, Anil Murthy a que se dedicaba y este le contestó buscando ser simpático o gracioso que, mayormente, tomar el sol, comer y beber gintonics, se me torció el morro. No seré yo quien no cuente y viva las alabanzas de esta tierra, sus horas de sol y su excelente temperatura. Pero que el presidente del Valencia CF lo suelte con esa pachorra en antena podría catalogarse de meninfotisme a su cargo. Es decir, la forma de vivir valenciana le va calando, pero en lo menos bueno que tenemos.
Me recordó Anil a aquellos aficionados que van al campo y los pincha la cámara del vídeomarcador con cara de supuesta preocupación y el semblante les cambia al verse en la súpertele, saludando hasta al lechero. A esos los quiero animando al equipo contrario siempre. Porque les importa un bledo la mala racha de Rodrigo o cualquiera de las carencias que presenta el equipo. Siendo diplomático como es Murthy, demostró un patizambismo dialéctico como una catedral. Hubiera pagado un par de cafés por ver la cara en ese momento del entrevistador y una cena por entrar en su cabeza. No digo que no disfrute de la ciudad, su clima y la socialización que tiene. Todos lo hacemos en nuestro tiempo libre para desconectar y no pensar en los marrones laborales del día a día. Incluso podemos bromear en la intimidad acerca de nuestra procrastinación laboral. La diferencia es que Murthy no estaba con sus colegas de fatigas. Estaba en un medio de la ciudad, hablando de su trabajo y siendo, en cierta manera, fiscalizado por ello.
Este episodio solo me lleva a una conclusión. Meriton todavía no ha entendido el entorno. Según cuentan, parece que el presidente se arrimó durante un tiempo a determinado periodista no muy santo de la devoción de la mayoría. Supongo que para tomar el pulso del valencianismo. Error. Arrimarse a cualquier periodista en activo es peligroso porque se puede caer en el sesgo del medio y en el quid pro quo con más o menos voluntariedad. Lo suyo es preguntar a los papás del cole de las niñas de Murthy, por ejemplo, o a su restaurador de confianza. Así es como se pulsa el sentir de la gente. En política y en deporte. Bajar al barro, sin estridencias. Sin fanfarria. Tomar un poquito de cada uno para crear el frankestein del sentimiento valencianista. Lo otro, las risas y el vanagloriarse de beber de vez en cuando ginebra al sol provoca que afloren malasombras que te tilden de beodo.
Creo que es momento de dar una vuelta de tuerca más al organigrama del club. Es necesaria una persona que sepa desde las tripas lo que es el valencianismo. Pero no desde la bufanda. Que esté preparado. Que tenga trayectoria en gestión. Que pueda, en cualquier momento, ponerse delante de un micro y hablar al valencianismo de tú a tú. El Valencia CF necesita que Fernando Gómez haga dupla con Voro para tener hilo directo a tres con Murthy, Alemany y la secretaria técnica. Y con las peñas. Y con los medios. Y con la calle.
Perderíamos un excelente analista deportivo. Pero el Valencia ganaría en credibilidad. Y perdería ese aroma, seguramente erróneo, de meninfotisme.
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