viernes, 19 de enero de 2018

Parejo.

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Así. Sin más. Para que titular de manera rimbombante. Para que buscar palabras para el SEO. No hace falta. Está claro que ante la más mínima bajada de juego por parte del Valencia, los ojos se dirigen a Parejo. El diez. El capitán. Nunca nadie con tanta sangre de horchata acumuló tantos galones. Ojo. Sangre de horchata según la vara de medir de la grada de Mestalla, que es más de una carrera tribunera a destiempo que de pensamiento rápido. De hecho, seguro que alguno de los respetables tilda a Otamendi de jugador histórico y uno di noi, cuando usted y yo sabemos que no es así. A Otamendi le pasa como al Ché, una foto y casi mito. De hecho, en su renovación por el City posaba con camiseta con leyenda The General. Y aquello salió de aquí. De aquella foto contra el Elche, si no recuerdo mal. Como su borrada histórica pidiendo a Nuno no jugar aquel partido de previa de Champions porque le daban mucha plata.

Siempre andamos con la misma. La testosterona aplicada como vara de medir del compromiso. Si las redes hubieran existido en los tiempos de Fernando y Arroyo, la afición del Valencia sería un cuadro de Goya. Duelo a garrotazos, para ser más exactos. Imaginen lo mismo con Tomás, aquel asturiano de fuerte disparo que, cuentan, jugaba con lentillas de las gordas. Pero hablábamos de Parejo. Fluctuante en la bolsa del amor valencianista a nivel de ruleta rusa. Ahora te quiero, ahora te odio. Mi recién estrenado colega cafetero, y antes admirado desde la distancia por mordaz y certero, LoboVCF es impertérrito a esta fluctuación. Quiere otro. Y ya.

La tarde-noche del miércoles, entre toses febriles y alguna flema, maldecía las pérdidas de Parejo en general y del Valencia en particular. Y más viendo que, tras las pérdidas, el pulpo Kondogbia no sacaba la escoba. Alarma. La maquinaría estaba atascada. Y las leyes no escritas del fútbol son taxativas. Si perdonan dos, la tercera será imperdonable. O eso, o ganas el partido. Y fue mitad y mitad. En la última indolencia del capitán, zurriagazo y Jaume recogiendo el balón de la red sur. En ese momento, el parejismo bajo mínimos. El sudor mental no concebido como tal. Y Soler en la grada, Maksimovic en el banco y solo el seguir creyendo en el Parejo de Valverde, en el de Nuno en su primera temporada o en este bueno de Marcelino nos valía para sacudirnos la pena que el Alavés nos metía el agua en casa y que la cosa podía acabar bien.

Quien pretenda que este tipo de jugadores, como fueron Solsona, Subirats, Fernando, Arroyo y algún otro, cambian su ritmo físico conforme el resultado van listos. Arda Turan, en el Atlético, era considerado poco menos que un genio. De hecho, existía una milonga llamada ardaturanismo. ¿Por qué? Pues quizá porqué ese equipo corría a cien y el andaba a veinte. Suena a perogrullada, pero cuentan los más viejos del lugar que Cruyff cambió el fútbol cuando llegó a un deporte donde se corría y se corría y él paró en seco, pasando los demás de largo. Ahora que el turco se sacó la jubilación fichando por el Barça y siguió andando. Y así le fue. Pero bueno, el peaje es ese. Los genios son locos incomprendidos o inconscientes sin fondo. Y si Marcelino y Uría le dan la manija al diez, es porque no hay más cera que la que arde. De momento.

Jodida profesión la de medio centro creativo desde que apareció Xavi y rompió el molde. Un tío que no perdió ni un balón hasta que la edad se asentó en sus rodillas y que convertía a todos en medianías. Menos a Pirlo. Pero cierto es que jugadores como Parejo, Borja Valero o los hermanos Alcántara necesitan alguien a su vera que, con rápidez, tapen la fuga de la pérdida de balones. Que habrá por estadística. Y que los equipos en los que juegan han de trabajar el repliegue o incluso el pressing al poseedor de pelota tras la pérdida.

Como la chica del anuncio de lejía, vengo del futuro. En Las Palmas no estará, por sanción. Y se le echará de menos. Siempre pasa. Los buenos son los que no están. O los que se han retirado. Memoria selectiva. Pues tocará atacar por fuera, quizá a la contra. Sí, a la contra. Ante uno de los de abajo. También es fútbol. Y Jémez muere con sus ideas. Y ha de ser gato, porque ha muerto unas cuantas ya por no medir. Veremos las alternativas. Quizá veamos a Kondo de manija y a Coquelin de rascador, que para eso ha venido. Siento mentar después de mucho tiempo al equipo del doblete, pero Benitez salía a jugar con Albelda y Sissoko y no pasaba nada. También se ganaban partidos. Solo que las opciones han de ser otras. Y ya llegará el tiempo de poder poner en rotación a otro ocho que apriete a Parejo. Soler quizá. O Maksi. O algún mirlo blanco de los que tengan anotados en la secretaría técnica.

Que tampoco hace falta que nos quiten el carnet por decirlo. Creo. Si hacía falta un seis, a medio plazo, nos falta también un ocho. Y a Fernando y Arroyo los pillamos mayores.

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