miércoles, 8 de enero de 2014

David Monterde. Mis redes sociales en los 80.

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Asoma la cabeza por este rincón desordenado un buen amigo. Polifacético, multidisciplinar y gran tipo, con el que puedes tener horas y horas de charla en la barra del bar o en cualquier restaurante hablando de música de todas las épocas, aunque quizá la lisérgica sea su especialidad, o de esta montaña rusa que es el mundo 2.0, las redes sociales y todo esto que tenemos hoy en día a golpe de click. Gestiona la imagen y la comunidad de Heliocare y escribe en La Communa.
Damas y caballeros, con ustedes, David Monterde.


Eran los 80  y la tecnología de aquellos años distaba mucho de lo que conocemos hoy en día. La llegada de las antenas parabólicas, se grababa con el video VHS que recientemente se había implantado ganando la batalla al BETA, y si queríamos la última canción o te comprabas el LP entero o tocaba grabar con el radiocassete de la radio que normalmente el “cabroncete” del locutor que siempre hablaba en mitad de la canción te jodia todo. Lo que te hacia repetir la operación muchísimas veces, convirtiendo tu habitación en estudio de grabación. ¡Todo un espectáculo! Dos o tres amigos como mucho, mucho silencio y sincronización.

Yo creo que por aquella época debía estar en 5º de EGB, tendría unos 13 ó 14 años y un Amstrad CPC464 y soñaba… Manejar con maestría esa cosa tan misteriosa por entonces que era el ordenador, usarlo para cambiar con él las notas de clase, acceder a la NASA para ponerlo todo patas arriba, huir de la policía mientras investigaba un misterio y, de paso, llevarme a la chica mientras te echabas una partidita en los recreativos del barrio.

¿Y  las redes sociales? Vale, es cierto, la web 2.0 no existía, pero daba igual… Tenía “guasap” el telefonillo, ya sabías por la forma de tocar que colega venía buscarte, y Facebook un descampado detrás de casa donde nos pasábamos la tarde compartiendo intervius  y jugando partidos, ese abrazo al marcar un gol o el toque en la espalda al dejarte una rodilla  defendiendo un balón era el “Me gusta”… Y claro no podía faltar el Twitter pero tenía otro nombre. Se llamaba “colleja” que te daban cuando te querían pasar una nota en clase el RT era cuando no era para ti sino para el de delante y el #hashtag cuando te la pillaba el cura de turno se la leía a toda la clase e incluso dependiendo de lo “popular” que fueras podría llegar hasta el jefe de estudios… ¡Ah! Y para terminar, se me olvidaba ¡la última!, ¡la novedad en las redes sociales de los 80! y una de mis preferidas ya que me permitía dar rienda suelta a mi creatividad…”Pared de habitación o carpeta”, dependía del administrador, o sea tu madre. Yo tenía suerte, tenía acceso completo, posters y un montón de fotos recortadas de revistas pegadas en la carpetas y clavadas con chinchetas en la pared… creo que esto hoy se llama Pinterest.

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