Iniciamos una nueva sección. A las crónicas, la vida social y los Juntaletras, le sumamos una nueva: los Maxitweets. Como sus hermanos pequeños, medianas píldoras con reflexiones rápidas y de actualidad. Aquí os dejo la primera:
Me asomo a la ventana. Bueno, a las dos que tengo y uso. La primera me devuelve un frío que hace plantearse el darse media vuelta en la cama y cortarle la lengua al teléfono. La segunda, una vez descartada la idea de vegetar y que a mí me las traigan, con eso de la revisión de la prensa y las infinitas maneras de recibir la información, con redes sociales, portales y portadas. Hágase rico, apueste por el que tiene pinta de perdedor, maletines que llevan drogas con tías que actúan sin dilemas de vestuario en la fiesta de la estrella de la tele del momento, el Niño cambia los Beatles por The Clash y los nietos de las momias hartos de permanecer quietos como sus abuelos. Y en esas estamos, cuando aparece Ricitos de Oro con su herramienta multimedia. Y como me pasaría a mí si pusieran en mis manos al Chelsea o al Real Madrid, se armó el belén. O la pirámide, más bien. A saber. Como diría un castizo periodista de los de antes, corrieron chorros de tinta. Pero en este caso, de tweets, retweets, menéames y demás. La gente puede ser muy cabrona. Pero con sorna. Pero relativizar el problema egipcio a que hay menos gente en las pirámides, es pintar con trazo grueso. Alguna vez lo he dicho, escuchar música fuera del circuito fácil y habitual es síntoma de cultura. Hacerla desde dentro no parece, por las pruebas remitidas, bueno para la higiene mental de uno.
Me asomo a la ventana. Bueno, a las dos que tengo y uso. La primera me devuelve un frío que hace plantearse el darse media vuelta en la cama y cortarle la lengua al teléfono. La segunda, una vez descartada la idea de vegetar y que a mí me las traigan, con eso de la revisión de la prensa y las infinitas maneras de recibir la información, con redes sociales, portales y portadas. Hágase rico, apueste por el que tiene pinta de perdedor, maletines que llevan drogas con tías que actúan sin dilemas de vestuario en la fiesta de la estrella de la tele del momento, el Niño cambia los Beatles por The Clash y los nietos de las momias hartos de permanecer quietos como sus abuelos. Y en esas estamos, cuando aparece Ricitos de Oro con su herramienta multimedia. Y como me pasaría a mí si pusieran en mis manos al Chelsea o al Real Madrid, se armó el belén. O la pirámide, más bien. A saber. Como diría un castizo periodista de los de antes, corrieron chorros de tinta. Pero en este caso, de tweets, retweets, menéames y demás. La gente puede ser muy cabrona. Pero con sorna. Pero relativizar el problema egipcio a que hay menos gente en las pirámides, es pintar con trazo grueso. Alguna vez lo he dicho, escuchar música fuera del circuito fácil y habitual es síntoma de cultura. Hacerla desde dentro no parece, por las pruebas remitidas, bueno para la higiene mental de uno.
jajajaja cátedra hermano!
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