jueves, 21 de junio de 2012

Nuestra movida de los 80 y la Kraken Roll Band

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No todo el monte es orégano, ni para bien, ni para mal. Y eso, en el mundo de la tele, también vale. A aviso por la página de Facebook de Nueve Tragos, que se había grabado parte del documental sobre la movida valenciana de los 80 en el precioso local regentado por don Andrés Albert, no pude evitar sentarme frente a Canal 9, sí, la tele del ERE, y ver Dossiers, una especie de Informe Semanal, con solo una pieza por entrega. En este documental, muy recomendable su visionado, se hacía un viaje por lo que fue Valencia a principios de los 80, los grupos que salieron, su repercusión y su final, algunos como base de nuevos proyectos posteriores, porque los artistas, parece que no se creen ni se destruyan. Se transforman, como la energía.
En esas andaba yo, a ritmo de Rebeldes y La Frontera de bolo valenciano y rellenando la memoria con Video o Glamour, cuando los paralelismos con la actualidad pasaron sin avisar. Una ciudad llena de inquietudes, gran actividad musical, movimiento y ganas de hacer. Pues vaya, tampoco parece que haya cambiado mucho Valencia. Y esto, en este caso, es bueno.
Me vienen a la mente la gente que pisa las mismas aceras que yo hoy. Actrices, músicos de todos los instrumentos y estilos, diseñadores, escritoras, publicaciones, portales web, conquistadoras de la Pérfida Albión... Todos luchadores natos, fuera de los convencionalismos y el camino fácil, gentes honestas y canallas al mismo tiempo, usando como armas sus instrumentos o cualquier trozo de papel donde plasmar, rasgar o rabiar pequeños pedazos de su mundo y que te hacen palpitar aceleradamente, con un verso, un riff o una actitud. Náufragos en esta ciudad marcada por escándalos a cascoporro de los señores demócratas de las corbatas, que se dejan llevar por la marea y el oleaje les hace tocar playa en forma de barra de bar. El bar. En todas las buenas historias siempre hay un bar. Y un camarero.
Ya os hablé de este tipo hace un año, poco más o menos. Pablo, Pol Kraken y su local. Pero es que este año, lo ha vuelto a hacer y la secuela, tiene pinta de ser mucho mejor. El tío va a meter a cincuenta fulanos en un escenario, arriba o abajo, para montar una juerga como Dios manda, pasar un rato dándole caña a las canciones de cabecera y que han derivado en temazos de los grupos de ahora de la Baja California y que no voy a citar ejemplos porque luego los no citados me pueden dar de hostias en los camerinos después del concierto. Y no es plan de llegar a casa hecho un Tyler.
Pues la movida kraken aterrizará efímeramente, como el hielo de nuestras copas, el viernes 22 en la sala Wah-Wah, cuando el calorcito aprieta y promete ser un castañazo en toda regla. Aprovecharé para saludar a los amigos de correrías, a la Leyenda (nexo de unión clarísimo de esta paranoia entre la movida de los 80 y la que vivimos ahora), al señor Lobo, a mi italiano favorito de las teclas y a todos y cada uno de los que me han dejado compartir sus historias de barras de bar. Y, por supuesto, saludaré a ellas. Porque el rock no sería lo mismo sin ellas. Ni el rock, ni nada, que leches.

A esta movida, habrá que ponerle un nombre para la historia. Mientras, nos quedamos con la Kraken Roll Band.

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