Siempre es un placer ver a los amigos, a los
conocidos, a las groupies y a todos los personajes de la escena rock de
Valencia, que está más fuerte que nunca. Y si la ocasión es ver en directo,
probablemente por última vez en 2011, a Los Perros del Boogie, el que cenes
poco y mal es un peaje a pagar de manera gustosa. Y llegar treinta minutos
antes del inicio del concierto, una torpeza perfecta para degustar una de las
apetecibles cervezas antes que el frio se instale en nuestros cuerpos y la
humedad se tatúe en nuestros huesos. Podría haber estado en mil lugares
distintos, viendo a Javier Vargas en la misma ciudad, dos barrios más para
abajo, o en Rivas-Vaciamadrid con los hermanos de Frutas y Verduras y evaluando
a Sparkle Gross, ojo con este grupo que va a dar que hablar en breve, o
simplemente dar buena cuenta de mi videoteca clásica de los Hermanos Marx o
Paul Newman, con un buen tinto como compañía. Pero no, estaba allí, en la sala
El Loco para ver y disfrutar de una buena sesión de rocanrol. Y la noche estuvo
al nivel esperado, como no podía ser de otra forma.
Ser de los primeros en pisar la sala,
concretamente el quinto, sin contar a los que trabajan allí, te permite
observar con más detenimiento con quien vas a compartir platea. Y bueno,
aristocracia cultural a las primeras de cambio. El autor de ‘Arrugas’, Premio
Nacional del Comic, Paco Roca, compartía barra y marca cervecera verde con el
autor de esta crónica, aunque sin llevar su famoso pijama. Llegan los chicos.
Veo y saludo a Gabrielle, David y Ovidi, que se disculpa por no hablar para
estar en forma vocalmente. También estaban por allí Carlos Tarque y Carlos Raya,
que a estas alturas no necesitan presentación y Pau Monteagudo, que tampoco la
necesita pero que es el cantante de Uzzhuaïa y que me puso al día de un bonito
concierto homenaje a Nirvana que se hará en breve. Y, por supuesto, La Leyenda
y Sonia, con la que siempre es un placer reír, hablar y rajar de las niñatas
tontas, más pendientes de sus estados en Facebook y Tuenti que de la música y
las mínimas normas de corrección y educación. Y con tan ilustre compañía, calentando
tímpanos con Sex Track, la banda de versiones que preparan el ambiente de
manera muy correcta, y siendo advertido que iba a ser una noche de novedades, con
el brillo del pañuelo en la cabeza de Beto y los acordes de Álvaro de En esta
ciudad como inicio del concierto, la banda empieza a descolocarme.
¿Pero qué pasa aquí? ¿El jet lag no me deja
escuchar bien y con potencia? Imposible, no he tomado un avión desde agosto.
Miro a la cabina, y Carlos, el técnico de cabecera de LPDB, me dice por señas
que no es cosa suya. Limitador de potencia de la sala. Con los vecinos hemos
topado. Vale, hasta sin sonar alto, la banda suena bien pero ¿y esos nuevos tonos
de Ovidi? ¿Tiene la gripe, no puede castigar la garganta y por eso no hablaba
mucho? ¿Ha sido el saber hacer y los consejos sabios de Raya? No lo sé, tampoco
me importa, me gusta esta nueva manera de cantar, salvo por no poder corear al
mismo tiempo los temas que van cayendo, Una vela encendida, Solos ante el
rocanrol, Una noche cualquiera y No necesito nada, antes de la primera
sorpresa de la noche. Tarque sube a escena, nada nuevo, pero cantar la versión
de Pappo, Rocanrol y fiebre sí es novedad, con una solvencia como solo puede
hacerlo la mejor voz de rock de España y destilando el buen rollo que hay entre
él y la banda valenciana. Caen más temas, Los delincuentes, la grabada a
fuego Buscando una luz, eres grande Beto, alguna versión de rock clásico
imprescindible y De nada sirve hacerse mayor con la voz de Paco Luna, al
que descubrí el último concierto de Madame Blues en el Black Note, y que tiene
el don de Cocker en su garganta. Comento con Cristo, no el de la religión, sino
un amigo de correrías rockeras que me provocó un lapsus imperdonable propio de
mi despiste, que estamos ante un nuevo grupo, mucho más maduro, más trabajado
si cabe, pero con la misma ilusión que el primer día. Claro, solo hay que ver a
La Leyenda dándolo todo y siendo el entertainer puro y duro. Suben The Sheenas
para hacer los coros, en ese momento indefinido y disperso en el tiempo en que
visito la barra y me quedo embobado de una morenita preciosa de ojos claros.
Deberé pasar por el lugar aquel de ‘perdóneme padre, porque he pecado de
pensamiento’ aunque sea al ritmo de American girl, o Ahora eres mía, primer
bis que se une a Las guitarras del ayer y Las chicas del Roxy con la que
finalizan el concierto entre aplausos, guiños, besos, abrazos y la sensación de
haber visto una cosa irrepetible, única y poder presumir de haber compartido
con ellos mesa, mantel, copas y confidencias en Zaragoza, Madrid, Valencia y
Catarroja, por ese camino empedrado recorrido antes que el gran mundo y los que
saben de esto los pusieran en la parrilla de lanzamiento al estrellato. Como diría la hija de Frank, estas botas estánhechas para caminar y un día de estos caminarán sobre tí. Ahora toca hibernar, crear, pulir y volver más fuertes que
nunca. Los chicos están preparados para ello. Querido planeta azul, ante
ustedes, y listos para quedarse para siempre y ser la pesadilla de todos los
padres con hijas veinteañeras, Los Perros del Boogie.
Grandioso!! No sé si ya te lo he dicho alguna vez, pero escribes que da gusto! Describes la noche de una forma tan vívida que me hace incluso imaginar que yo también estuve esa noche allí viendo a un grupazo tocar!! Me encanta!!!
ResponderEliminarLástima que por circunstancias ajenas me lo perdiera... Pero me hubiera encantado estar allí! Sobre todo si la noche fue tan espectacular!!
Buen trabajo! ^^