jueves, 20 de febrero de 2014

Es solo un truco.

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Es imposible. Haciéndolo solo una vez, es imposible. Es preciso repetir el proceso una y otra vez. Desnudarla una y mil veces, si hace falta. Descubrir sus recovecos, sus matices. Explorar cada uno de sus rincones, disfrutar de las sombras y verla con los ojos bien abiertos. Como los de un niño cuando descubre la nieve. O cuando ve a lo lejos los fuegos artificales.

Con los ojos grandes. Con una sonrisa.

Y dejarse llevar. Por todo. Y volver a pasar por el mismo lugar, que es igual aunque parezca distinto. Y poner más hielo en la copa. O pedir otra directamente. Y que se erice la piel a cada palabra, a cada nota. Y viajar. Y reir. Y morir para volver a nacer.

Y acabar. Y recordar cada instante. Y dejar de ser triste. Y soñar con llegar a viejo. Porque siendo viejo uno puede apreciar aquello que ha tocado, comido y bebido cuando era joven. Y porque no. Aquello que ha bailado. Con más o menos ropa. En horizontal o vertical, pero bailar al fin y al cabo. Sonando la Carrà o Bizet. Pero que no pare el carrusel.

Y decir no cuando es no, a pesar que ellos todos y ellas todas quieran oir un sí.

Y pensar en las mañanas sin haber dormido. Y arreglarse el pelo, la camisa, refrescarse ligeramente y llegar paseando, con la cabeza alta, a la alcoba solitaria, donde solo espera aquel mar que uno tuvo alguna vez.

Hace tiempo que ya no se si les hablaba de ti o de ella. Aunque para mi ambas sois La Gran Belleza.

A pesar de que puede que todo esto sea solo un truco.

jueves, 13 de febrero de 2014

San Valentín y sus tres ojos.

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Hemos planteado, en una de esas reuniones que hacemos junto a los letristas invitados en las que derrochamos el Bollinger y nos untamos los dedos con caviar, el montar un duelo. En un principio pensamos en hacerlo a espada, pero Alicia partía con ventaja. Después planteamos un duelo a cerveza y jamón, pero Chemi es Maestro Ninja en ese arte. Y como se hacía de noche y nos da miedo la oscuridad, planteamos una reflexión escrita y corta acerca del 14 de febrero, donde todo el mundo se viste de rojo, hay muchos corazones y, si juegan bien sus cartas, se folla seguro. Aquí está el resultado.

Que lo disfruten.

Ah, y no escatimen en sus comentarios.

Chemi Sánchez.

Cuando ella me mira espero que vea en mis ojos la felicidad que yo veo en los suyos. Hace poco leí en algún sitio: “Si quieres a alguien por su belleza, no es amor es deseo. Si quieres a alguien por su inteligencia, no es amor es admiración. Si quieres a alguien porque es rico, no es amor es interés. Si quieres a alguien y no sabes por qué, eso es Amor”. Bien dicho. Yo no sé por qué la quiero, pero sé que la quiero cada día, cada hora, cada segundo.

Hace poco veíamos juntos esa película en la que ella tiene amnesia y él ha de enamorarla cada día. -Qué tío más guay, ¿no? Currárselo cada día…- dijo ella. -Para eso no hace falta que ella tenga amnesia- dije yo.

Lo creas o no este será mi primer 14 de febrero con pareja. -No me gusta ese día, nada de regalos ni historias- dijo ella. -Ya: luego no te compro nada y la cago con todo el equipo. Seguro.- dije yo.

Habrá por tanto que tener algún detallito este viernes. Mi amor por ella quedará demostrado con unos pocos euros y de paso me ahorro una bronca. -¡Muchas gracias! ¡Estás tonto! ¡Te dije que no comprases nada!- dirá ella. -De nada- contestaré yo.

El día 14 de febrero demuestra tu amor: con flores, con una cena, con un regalo, con un paseo, con una palabra, con una mirada, con un baile, con un beso, con un polvo… Como más te guste, como mejor sepas. Hazlo, pero no te pases, porque el día 15 también te toca. Y el 16. Y el 17… Y en marzo también, y en abril, y en mayo… -¿Y esto por qué?- preguntará ella. -Porque sí- contestaré yo.

Alicia Álvarez.

(Instrucciones de uso: escucha esto mientras lees este relato.)  

Sí, claro, mucho no importa, mucho es una fiesta comercial, mucho... mucho rollo. Lo pienso mientras miro su espalda, que por otra parte es todo lo que he visto desde las 12 de la noche del día de autos, una vez hubieron transcurrido 24 horas sin pronunciar la palabra "churri", que nunca jamás pronunciamos, sin bombones, que ninguno comemos, sin cena especial y sin que ninguno de los dos hiciese referencia ni de broma al día de los enamorados. Mucho rollo y ahí está, como un niño enfurruñado cuando descubre que, un año más, los reyes no le han echado la bici que quería. La batalla de a ver quién es más moderno la he ganado yo, por lo visto, contra todo pronóstico, pero mientras le veo irse al baño sin una carantoña y me extraño de que no me silbe como siempre cuando me paseo por delante en ropa interior, pienso que quizá me he pasado algo… Felicidades, Valentín, te quiero, pero es que tienes un santo muy jodido.

SAN VALENTÍN: EL DÍA DESPUES

José María Peris.

"De sobra sabes que eres la primera que no miento si juro que daría por ti la vida entera, por ti la vida entera. Y sin embargo un rato cada día, ya ves, te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera."
Joaquín Sabina. Y sin embargo.

Vivo siete vidas en una sola, igual que tengo siete nombres en un solo carnet. Y hoy me toca vivir esta contigo, en la que me porto bien, en la que no fumo, no bebo, no digo malas palabras y soy bueno. Solo por el hecho que me sonrias desde las entrañas, que te rias con todo el cuerpo con mis tonterías, que me digas 'sí' sin separar los labios y que te abraces a mi al sonar el despertador, mientras farfullas que no quieres ir a trabajar, valdrá la pena el esfuerzo.

Y que nos digan que somos adorables, una pareja de película. Y sacarte a bailar, aunque sea un patoso. Y comer de verdad que, aunque parezca lo mismo, no es igual que comer bien. Y después comerte. Y que me comas. Como si fuera el fin del mundo, para que nos pille bailando y que se jodan el escenario y las canas. 
Para que todas las noches sean de boda y las lunas de Valencia sean de miel.

Vivo siete vidas en una sola y de sobra sabes que eres la primera.
Pero las otras seis te iban a gustar igual o más que esta.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Chemi Sánchez. Obsesión.

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Hoy me veo en la obligación de escribir sobre lo que le ha pasado a la familia de Paco González: un famoso locutor de radio del que se enamora una de sus fans, y ante la impotencia de ésta de ver al amor de su vida atado por una familia, la decisión de asesinar a la otra parte del contrato. Una "Atracción Fatal" made in Spain sin nada que envidiar a la inquietante película de Michael Douglas y Glenn Close. Lo que estás leyendo no se trata de un arrebato de oportunismo recurriendo al treding topic fácil, sino de un caso que me ha tocado especialmente la fibra. Ahora verás por qué.

Paco González es uno de los periodistas deportivos más importantes de este país; entre otras cosas el tipo al que nadie oyó cantar en directo el gol que hizo a España campeona del mundo de fútbol -aunque hayamos escuchado esa narración mil veces en diferido-, por lo que es partícipe de un momento de felicidad para muchos. El director del programa Tiempo de Juego de la COPE (antes de Carrusel Deportivo en la SER) alegra junto al resto de su equipo las tardes a mucha gente. Doy fe. Estuve años trabajando sábados y domingos, y cuando su compañero Pepe Domingo Castaño me decía ‘¡¡Hola, hola!!’ el efecto era mejor que el de cualquier café.

Soy un enamorado de la radio. Me iba a dormir muchos días escuchando las historias cotidianas de los oyentes y la buena música de La Gramola (Joaquín Guzmán), despertaba riendo con Gomaespuma y La Jungla, permitía que Rafa Escalada me vendiese sus conservas y por mucho que se las dé de listo Buenafuente, Bernardo era el que más molaba cuando El Terrat era un dúo radiofónico. Pese a ser el medio más defenestrado, la radio sigue siendo mágica, porque existe un vínculo especial entre los locutores y sus oyentes. ¿La razón? La radio que escuchas parece que está hecha especialmente para ti. Te acompaña en el autobús, mientras estudias, mientras trabajas, mientras corres, mientras te despiertas, mientras duermes, en medio de un atasco… Y te habla directamente a ti (regla básica en radio: usar la segunda persona del singular). Es por tanto fácil que al oyente se le despierte cierto sentido de posesión sobre la persona a la que admira, porque se abre la intimidad y la confianza. Piensa que hay aparatos de radio especiales para la ducha. La gente habla de ‘su’ Carlos Herrera, ‘su’ Iñaki, ‘su’ Monaguillo…

Yo también soy fan de ciertos locutores, y hubo un momento en el que también sentí la imperiosa necesidad de conocerlos en persona y de alguna manera agradecerles los buenos ratos que me hacían pasar. El cariño que me mostraron desde el principio me llevó incluso a entablar una especie de amistad con ellos, y me convertí en un asiduo de la emisora en la que trabajaban: casualmente junto a la misma COPE. Me he tomado mis cortado-chupitos en los Jerónimos, he estado a punto de matarme por esas dichosas escaleras, he pasado decenas de veces junto al estudio de Tiempo de Juego y más de una vez me he cruzado por allí con el señor González, un tipo a primera vista guapete, con encanto y con pinta de simpático. Más de una amiga me lo ha definido como atractivo y sí: lo es. A la vista de los acontecimientos parece que todo ello ha supuesto un craso error para él.

Veámoslo desde el siguiente punto de vista: alguien profesional, con éxito en su trabajo, una buena familia… Además se muestra abierto con sus admiradores hasta el punto de salir alguna vez a tomar algo con ellos, por lo que no ha hecho nada malo. Al contrario. ¿Consecuencias? Una persona perturbada pierde la cabeza del todo y comete una locura que marcará a esta familia para toda la vida. Esa mujer no podrá volver a llevar a sus hijos a ningún sitio sin que le tiemblen las piernas, su cuerpo ha quedado desfigurado de por vida con unas cicatrices que recordarán a cada momento a su esposo que no puede ser tan ‘guay’, y más de una noche se despertará sudorosa al verse de nuevo dentro de ese coche luchando por su vida. Este señor no podrá tratar a ninguno de sus fans de la manera que lo hacía antes, e incluso apuesto que se sentirá nervioso haciendo su programa con público presente en el plató. Sus compañeros empezarán a vigilar también sus palabras y sus espaldas: a partir de ahora todos son sospechosos. Siento compasión por esa familia.

Es curioso como un hecho puntual puede dar la vuelta a la vida de mucha gente. Recordamos lo frágiles que son nuestras existencias por muy bien cimentadas que estén, pues un agente externo puede llevarse todo al traste en dos minutos. El ser humano es increíble, pero capaz incluso de convertirse en un desastre natural.
Me veía en la obligación de escribir estas líneas porque yo soy fan. Todos lo somos. Ánimo a González y as su famila.

lunes, 10 de febrero de 2014

Slim Cessna's Auto Club. Wah-Wah, Valencia, 6 febrero 2014.

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Jueves noche y rock es peligro en cualquier idioma. Y si te ofrecen como plan ver a una de las bandas americanas avaladas con un directo demoledor, tanto que dicen que son “la banda ideal para tocar en el bar del fin del mundo”, pues la cosa adquiere color de baile con olor a azufre. Pides confesión por lo que pueda pasar, dejas arreglados todos tus papeles porque sabes que tu pareja de baile cuando suenan Slim Cessna's Auto Club puede ser la parca vestida de Satanico Pandemonium o cualquier otra forma con las que vienen las curvas del infierno.
Como pasaba cuando a un futbolista le preguntaban por Luis Aragonés, nadie habla mal del directo de SCAC. Voces nos llegan de todos los lados con frases tan lapidarías como la anteriormente mencionada. Y por este motivo, irremediablemente, uno no puede evitar pensar en "La teta enroscada" en ese universo tarantiniano de Robert Rodriguez en "Abierto hasta el amanecer". Pero no, estamos en Wah-Wah, otra vez. Y estamos los justos. 'Los jueves vienen los justos y los buenos', me dice la mujer con nombre de estrella. Y tiene razón. No hace falta más.
La banda presenta una alineación de seis elementos, cinco hombres y una enigmática dama. Bueno, para ser justos, cuatro hombres, una dama con misterio y un ente que puede ser capaz en cualquier momento de pedirle a Ana, jefa esa noche de la barrita, algo sangrante desde el otro lado. Y no nos sorprendería los más mínimo que eso fuese lo que pide Jay Munly, una de las voces junto a Slim Cessna, un tipo alto, desgarbado y con la piel convertida casi en pellejo que, en cualquier momento puede soltarte una hostia con una Biblia o invitar a bourbon al mismísimo demonio mientras le habla de tú.
Empiezan el show con un tema contundente de base rítmica, Americadio, que suena bien hasta en la zona del guardarropía de la sala, mientras charlo con Amparito y me confirma que es, en los tres años que lleva trabajando en la sala, uno de los mejores directos que ha visto, recordando la anterior visita de la banda. Lo de Aragonés y tal.
 
Empalman el inicio con otro tema, pero la fuerza vocal del señor Jay, el redentor de almas, al inicio de Cranston, me provoca una mezlca de acongoje y admiración. Si no entran murciélagos por las ventanas, vamos bien. Celébremoslo con un White Label pues.
 
Van cayendo uno por uno los temas preparados en la lista del concierto. Están de gira en nuestro país para presentar su recopilatorio “SCAC 102: An Introduction For Young And Old Europe” y las continuas genuflexiones y el fervor con el que desgarran sus cuerdas vocales me recuerdan a las escuchas de los discos de Nick Curran, con una teatralidad esta de los dos cantantes que ha de ser complemento de las letras y sus temáticas, cosa que espero descubrir, diccionario en mano, para degustarlos más, si cabe.
 
Hay mucha barba en la sala, terreno abonado para que Lord Jack haga, bien, de las suyas. Arriba del escenario, y abajo, corre la cerveza y algo de bourbon que aplaca la sed de los presentes. Son esta banda gente de pocas palabras, tampoco hace falta que nos cuenten nada, y los pocos-pero-buenos brindamos y aullamos con la banda, que controlan los registros del banjo, contrabajo, pedal steal y las mandolinas eléctricas casi como el que respira, como el que peca o como el que folla sin dejarse nada para después, como si no hubiera un mañana, y que nos despiertan los más bajos instintos del buen sexo a mordiscos.
 
Y quizá por ese fervor pecaminoso divino o por el trance que provoca esta música del demonio, se acerca a la barra la segunda mujer que me llama la atención de la parroquia, chicas Wah-Wah aparte. La primera es una joven, quizá no tanto, ataviada con todo el kit del medio oeste, a saber, sombrero vaquero, pechera, botas y manguitos con forma de huesos, que baila y aulla, os juro que aullaba, cada tema y cada vacile del gutarrista dando cera con el cacharro de doble mástil. La segunda, una rubia con unas botas de caña preciosas que se acerca a la barra para cervecear y a la que no me resisto a decirle hola como la araña a la mosca. Brindo con ella, asiento y me despido para el momento final, que debe estar próximo, habida cuenta de la excitación del público y el calorcito interior de servidor, a pesar de los hielos.
 
Vuelve la banda para acabarnos de reventar a golpe de Gretsch y definir que, realmente, esto es rocanrol y dar cera al grito de '¡Aleluya!' con una biblia a grito de gospel, transformado por Chuck Berry, y bailar como en cualquier fiesta del granero no debería ser otra cosa que una regresión a aquellas tierras donde la camisa de franela a cuadros y la barba no es de postura, es de verdad y donde el licor no lleva frutas, colores ni, algunas veces, hielo.

Y como siempre he sido de Luis, una vez vistos estos chicos de Denver, puedo decir ahora yo también que es una de las bandas con el directo más demoledor.

Slim Cessna's Auto Club. Bailar, cantar, beber y sudar. Y sudar, sudar, sudar, sudar, volver a beber y sudar.

PD: Para que te hagas una idea, esta lista fue lo que tocaron los chicos de Denver, descontando tres temas de su último disco, 'Unentitled'