miércoles, 24 de febrero de 2016

Marc y todos los niños del mundo.

blogger widgets


Esto va a ser para ti. Pero podría ser para otros muchos. Aquellos que vinieron un poquito torcidos. Con complicaciones, que dicen los expertos. Probablemente ahora estés pensando que narices es todo esto y que fresquito hace. Justo hace un rato andabas bien calentito, con la luz adecuada para escuchar a Chet Baker y ahora te tocan manos frías y vas de acá para allá como un balón del Seis Naciones.
Tranquilo, es cuestión de tiempo. Todo volverá a la normalidad en breve. No a aquella penumbra calentita, porque ahora estás en un sitio donde el pasado nunca vuelve. Es más, ese pasado se convierte a veces, cuando lo recuerdas, en doloroso y cabrón. Pero de eso ya te indicarán tus padres, que van a ser los mejores del mundo. Por dos motivos: han entrenado con tu hermana y porque son de puta madre. Son de los que se comen la vida a bocados sin perder la sonrisa. Luchadores, fajadores y de los que se levantan con más fuerza cada vez que se caen. Tu madre no ha estado comiendo pastas y bebiendo té en estos meses, precisamente. Y tu padre lleva jugando su propia final de Champions contra la vida, convirtiéndose en un virtuoso del regate. Ya ves, él que, cuando jugaba, daba más patadas a las espinillas que a la pelota. Y estoy seguro que va a levantar la orejona. Que será de todos. Un poco. Hasta para los que nos mareamos cuando vemos heridas.

Has tenido suerte, quería decirte. Porque este principio te va a forjar el carácter. Te lo digo ya. Las cosas fáciles no molan, que no te engañen. El dinero, las mujeres y los amigos serán los que tengan que ser y si vienen fáciles, es que algo no estarás haciendo bien. Pero no te preocupes. Estaremos sin que nos veas cerca de ti para explicarte todas estas cosas. Dice un proverbio africano que para educar a un niño hace falta la tribu entera. Seremos tu tribu. Y si las cosas vienen mal dadas, aquí estaremos.

Y desde ya veremos las cosas del mundo con otros ojos, porque conforme lo hagamos será tu herencia. Nos caerá la lagrima -por dentro o por fuera-, cuando veamos en las noticias a los niños refugiados. Sucios de barro, pero no de jugar. Y daremos las gracias a Dios, a Buda o a las Siete Bolas del Dragón por no ser tú el de la pantalla. Y te diremos que a las niñas hay que besarlas si ellas quieren, que al Valencia se le siente y se le sufre y que pegar a otro por ser diferente es de ser mala persona, por no decir cosas más fuertes. Y te enseñaremos que el reggaeton es basura, que la música de verdad es otra cosa. Y a comer verduras y fruta. Y a decirte frases que nos decían a nosotros nuestros padres que, cuando las digamos, nos convertirán automáticamente en señores mayores.
Pero todo eso ya llegará. Ahora duerme, llora y mama. Ya te darás cuenta porqué.

Bienvenido, luchador.

lunes, 15 de febrero de 2016

Mantel y tacón. Monty Peiró.

blogger widgets

Si hubiera que monitorizar y cuantificar en el tiempo cuanto se ha dilatado este encuentro, podríamos hacer como el del chiste. "Cartones, tío, cartones". La infinidad de cosas que han sucedido desde que uno descuelga el teléfono por primera vez hasta hoy, cuando me encuentro sentado frente a ella en el lugar que ha elegido para comer, darían para una comida, una merienda o lo que haga falta en la mesa, aunque sea comer pipas y kikos. Y no solo por parte de ella, ya que servidor también tiene su cuota de culpa. 
El lugar elegido por nuestra entrevistada es "El deslunao de Ruzafa" un lugar con vistas al mercado del barrio hipster por excelencia. Mientras Jose Ondoño autor de las fotos que ilustran esta entrevista, dispara sin piedad con su cámara, observamos las particularidades de un coqueto lugar concienciado y partícipe con las expresiones artísticas locales, realizando en el patio inferior obras de microteatro y algún concierto en acústico, burlando a la encorsetada ley, supuestamente. Damos buena cuenta de un par de hamburguesas estupendas, con sus patatas en salsa y, cuando nos llegan los cafés, comenzamos a hablar de todo lo que nos viene a la cabeza con Monty Peiró, segunda invitada a este «Mantel y tacón».

¿Serías capaz de sintetizar en lo máximo posible quién es Monty Peiró?

(Ríe) No voy a hablar en tercera persona. Te lo digo ya. (Ríe, y comienza a hablar imitando voz repelente: Monty Peiró...) Por sintetizar al máximo, alguien que intenta pasárselo bien y hacer lo que le gusta. Intento aprender y voy un poco sobre la marcha, improvisando. Soy licenciada en Psicología, trabajo como mediadora intercultural y además, canto, toco la guitarra, escribo y me voy inventando otras cosas como escribir cómics, hacer obras de teatro… lo que sea. Intento crear cosas que me gusten. Lo que debería ser lo normal.

¿Eras de pequeña lo que ahora se conoce como "hiperactiva" y antes era solamente "nervioseta"?

Sí, sí, total. Con lo que sé ahora de hiperactividad y por lo que he estudiado, estoy convencida que me hubieran diagnosticado hiperactividad. También tenía un poco de déficit de atención, que todavía lo arrastro, pero ya lo he aprendido a manejar. Sí, seguro que me hubieran medicado muchísimo. Era bastante pesaeta.

¿Cómo se produce el tomar el camino de la música rock? ¿Hubo algún "melocotonazo" o fue una serie de acontecimientos puntuales?

Yo tengo cuatro hermanos mayores. Dos de mis hermanas estaban escuchando REM y trajeron a casa el Out of time en vinilo y The Miracle de Queen. Como teníamos el tocadiscos en casa y me atraía la música pero no teníamos muchos discos, cuando trajeron esos los puse y el Out of time me flipó. Luego, con el The Miracle de Queen empecé a investigar un poco más. El novio de mi hermana me consiguió Under a blood red sky de U2 en cassette y el The queen is dead de The Smiths. Y a partir de ahí me empecé a interesar mucho. Luego descubrí a Héroes del Silencio, de los que fui muy, muy, muy fan, de las de forrarme las carpetas. Te hablo de una época en la que no era fácil, yo vivía en un pueblo en el que no había tiendas de discos y era muy pequeña como para poder ir a Valencia a comprarlos y todo funcionaba en plan pedir favores para conseguir música. También buscaba en la radio canciones, pero fue complicado, hasta que tuve 16 años y ya podía ir a la Pirámide Musical. Tampoco había Internet. La cosa era «Quiero más de esto pero no sé cómo conseguir».
Costó, costó, pero era algo muy guay porque cada vez que conseguía un disco era una fiesta, una victoria y podría estar escuchando el mismo disco semanas enteras.
Después conocí a un chico de mi pueblo que tocaba la guitarra con el que hice mi primer grupo y su padre tenía mucha música y fue el que nos enseñó prácticamente todo.

¿Cuáles son tus discos favoritos? ¿Con qué discos iniciarías a un profano en el mundo del rock and roll?

Es complicado, porque los discos por donde empecé y que han sido claves no se parecen mucho a lo que he escuchado después. He intentado escuchar casi toda la historia del rock. Yo tengo mis gustos, que van hacia el hard rock, hacia la parte un poco más dura, pero he intentado escuchar toda la historia del rock. Me refiero, desde lo más clásico, Elvis, Jerry Lee Lewis, la parte soul de la Motown, que también me interesa mucho, hasta el metal más extremo, porque la música rock me interesa además desde un punto de vista antropológico.
¿Discos favoritos? Evidentemente, Out of time fue un disco clave, fue con el que empezó todo. Apetitte For Destruction, de Guns n'Roses, fue el que me dijo «Ok, esta es mi mierda. Por aquí tiro». Tengo un montón de discos claves. A Night at The Opera, de Queen, porque me cambió todos los puntos de vista, demostrando que vale todo en el rock. Y más recientemente, el primer disco de Vintage Trouble me parece acojonante, me despierta la sensación que todavía se pueden hacer buenos discos y quedan cosas por inventar. Aunque también considero un disco súper importante para mí La leyenda del tiempo de Camarón, me flipa Camarón. Me encanta ese momento en el que rompe y en el que deja claro que podemos fusionar el rock con nuestro propio folklore, con nuestra propia música folk. Me gusta mucho, también me gustan mucho otros discos de flamenco rock, como El Patio de Triana, por ejemplo. Pero, hostia, me jode tener que elegir cinco discos favoritos, porque tengo un montón.

¿Has empezado a stalkear a Axl y Slash para hacer esa colaboración con GNR ahora que se han vuelto a juntar?

No me apetece nada la reunión de los Guns, no me apetece nada.

Yo tengo la sensación que vamos a ver a una señora cantando.

Es que yo ya vi a una señora cantando. Hace tres o cuatro años vi en Benicassim, en el Costa de Fuego, a Guns n'Roses, que en realidad es el grupo-orquesta de Axl Rose y para mí fue terrible. Hay grupos grandes que no he visto porque no he querido verlos por cosas como esa. Yo a los Rolling Stones no los he visto nunca. Lo tengo pendiente y no los he visto nunca generalmente por temas de pasta o por las fechas. Pero no sé si me gustaría verlos. Bueno, en realidad sí me gustaría, pero hay cosas que creo que si no las has visto en el momento… No sé. Ok, lo acepto, no estuve allí. Vale, me jodo. También vi a Kiss hace unos años, pero el caso de Kiss es distinto, porque como casi funcionan como una franquicia…
Por ejemplo, sí me gustó mucho cuando vi a Foo Fighters en su momento, en su anterior gira y eso es lo que más me gusta, cuando veo a un grupo en el momento en el que hay que verlo. Lo de Guns n'Roses... Es que además Axl canta muy mal ahora. 

Es que ver a los Stones en su momento no hubiéramos llegado nosotros. Era verlos mínimo en el 82 y en el 82...

Ya, yo nací en el 81. Por eso, casi prefiero aceptar que no pude estar allí y ya está. Tampoco me gustan los conciertos en estadios. He ido y seguiré yendo, imagino, porque a veces me apetece ir pero no es la manera en la que me gusta ver música en directo.

Yo el otro día vi el de Hyde Park de 2014 de los Stones, cuando hacía no se cuantos años que tocaron allí, y casi por ver la sonrisa burlona del viejo Richards vale la pena. Pero opino como tú, hay que verlos cuando toca.

Hay que verlos cuando toca. A ver, si puedo iré, pero tampoco voy a esforzarme a saco. Si coincide la fecha, tengo la pasta y tal, iré. Pero tampoco voy a mover cielo y tierra para ver a los Stones en 2016.
Mira, uno de los conciertos que más me he disfrutado en mi vida fue uno de Eric Sardinas, un guitarrista de blues rock que me flipa y lo pude ver en el Black Note cuando no era muy conocido, junto a unas 70 personas. Lo vi en primera fila y lo que sentí al estar viendo a un tío en su jodido mejor momento es increíble, el momento en que es la hostia de bueno y lo sabe y lo está dando todo para demostrarle al mundo que es la hostia y está pidiendo que por favor le den una oportunidad. Tocó flipante y tocó aquí, en mi puta cara y me cayó su sudor en la cara. Para mí eso vale mil millones de veces más que ver un concierto en un estadio, en una pantalla, a tomar por culo. Me gusta más la música así, pero está claro que hay gente que es tan grande que o la ves en un estadio o no la ves. Pero bueno, los conciertos que me han cambiado la vida no han sido en grandes estadios.


¿Tienes termómetro para saber cuando un grupo te gusta o no te gusta? ¿Necesitas dos minutos, dos discos, veinte escuchas? ¿Cuánto necesitas para saber si un grupo te va a gustar o no?

Hostia, qué pregunta. Pues no me lo he planteado nunca. Hay grupos que no me gustan de entrada porque hay sonidos que no me gustan. Hay maneras de sonar demasiado pulidas o demasiado producidas que no me gustan. Y hay voces que no me gustan nada. Supongo que eso nos pasa un poco a todos con las voces. Hay voces con las que, por lo que sea, no conectas. Incluso pueden ser cantantes buenísimos. Pero no, no tengo un termómetro.

¿En qué andas metida que se pueda contar, aparte de Gran Quivira? Porque te imagino como una malabarista con mil proyectos.

Con Gran Quivira tengo el grupo que quiero tener porque es el grupo con el que hago mi música. Vamos a una marcha un poco lenta, por decisión propia. Vamos tranquilamente, disfrutándolo mucho. Luego tengo Femme Fractal, el grupo de versiones con Isabel y con Marta y de momento con esas dos cosas voy bien. Sí me gustaría montarme un grupo más extremo, un grupo mas de cantar un poco más bestia y con música un poco más dura. Pero no tengo tiempo, tendría que planteármelo mucho, a ver qué quito, cuántas horas dejo de dormir, porque ya no me da para más.

Hay una cosa que me fascina y es la cantidad de proyectos e ideas que salen de tu cabeza. ¿Cuál es el proceso, si es que lo hay? ¿Por qué decides hacer Gran Quivira? ¿Por qué decides hacer Fallaz?

No lo sé. Depende. Yo tengo un problema, o como lo quieras llamar, que es que, normalmente, cuando se me ocurre algo, lo tengo que hacer. La idea esta de los zombis falleros no recuerdo ahora el momento exacto, pero tenía un debate con mi amigo Jorge Molina acerca de la conexión zombi con las fallas y de repente sale lo de «podríamos hacer un cómic», Y ya está, lo tengo que hacer. Busqué un dibujante y lo hice. Costó muchos años, costó tiempo, porque no sabíamos muy bien cómo hacerlo, aprendimos un montón por el camino y, en ese caso, ese proyecto surgió de 'tengo una idea y la quiero hacer', porque eso me gusta mucho, me estimula mucho la idea de aprender algo por el camino. Me gusta mucho empezar cosas que no sé hacer y aprender por el camino. Y con la música, con Gran Quivira tenía un mogollón de canciones que hacía en casa y cuando di con los músicos, que fue en un concierto de The Delta Saints, que los teloneaban Red Buffalo, empecé a plantearme montar una banda. Cuando vi al bajista y al guitarrista de Red Buffalo, supe que quería tocar con ellos. Eran jóvenes, sonaban muy bien y tocaban muy bien.
Y con Femme Fractal… pues quedo con dos amigas que son músicos y empezamos a fantasear con tener un grupo y la idea inicial que era tocar con tres instrumentos...
No sé muy bien en qué punto se nos fue de las manos, porque es una locura. Tocamos piano, melódica, cello, guitarra acústica, guitarra eléctrica, guitarra española, bajo, tres ukeleles, acordeón, percusiones varias y un montón de instrumentos de juguete… Las cosas van surgiendo, normalmente voy haciendo cosas en casa, tengo una idea y el resto suele llegar de alguna manera. 

¿Qué te saca de quicio, hablando de esto de la música?

Bastantes cosas, la verdad. Me saca de quicio que la gente no sea salvaje.

¿Qué la gente no sea salvaje?

Me refiero…Me  saca mucho de quicio cuando veo gente que toca o canta muy bien, pero están demasiado pendientes de cantar y tocar bien y están privando a su público de la parte por la que la gente va a ver música en directo y no se pone un disco, que es ver a esa persona sintiendo en directo lo que es capaz de tocar. No me vale solo con que toques, además quiero que transmitas algo que no me puedes transmitir en un disco. Porque en un disco yo no estoy delante, tú grábalo lo mejor que puedas que luego lo escucharé en mi casa y ya pondré yo mi parte, lo que falta en un disco, que es el público. Pero si voy a un directo, quiero algo más. Quiero algo más que tocar y ya está. Y eso me saca de quicio porque veo gente que podría darlo todo, ser capaz de transmitir más cosas y no lo hacen, por vergüenza, o yo que sé. No es sacarme de quicio en plan odio extremo, pero no me gusta.
Y luego me saca de quicio Melendi, como a todo el mundo. Me saca de quicio Pereza. Me saca de quicio David Bustamante. Me saca de quicio Malú, que está a todas horas en la tele. Malú me saca bastante de quicio.

¿Y fuera de la música?

Pues casi todo. Casi todo lo que no sea Star Wars, Batman y mi gato. Bueno, Star Wars también me saca bastante de quicio últimamente.

Supongo que lo dices por la última película de la saga. Que no he visto y de momento, no me han destripado. He sobrevivido a los spoilers.

Si te has mantenido sin spoilers tiene mérito, la verdad es que es complicado.

Temas. Creación de canciones. ¿Cómo escribes? Tengo especial interés en el proceso de creación de los temas. ¿Cuál es el proceso para hacer las letras, por ejemplo? 

No tengo un método claro. Lo he hecho de muchas maneras. A veces tengo una letra e intento cantarla sobre unos acordes de guitarra, pero eso no me suele funcionar. Me suele funcionar más cuando lo hago más o menos a la vez, o sea, toco unos acordes que me gustan, empiezo a tararear una melodía que me gusta y sobre la marcha empiezo a meter algunas palabras, alguna frase que tengo en la cabeza o algo que me mola y luego cambio  o termino la letra teniendo un poco el camino marcado de la melodía. Ahora estoy intentando escribir improvisando directamente las letras. Cojo una guitarra, intento no pensar en nada e improviso. Estoy un cuarto de hora, luego lo escucho y me quiero morir, porque la mayoría es una basura. Pero alguna cosa rescato. A veces tengo un riff de guitarra que me gusta e intento encajar una letra que tengo, a lo mejor de hace años o al revés, tengo una melodía de voz y le busco un acompañamiento de guitarra. No tengo un método claro, pero me cuesta, no es algo que me salga fácil. Me cuesta muchas horas y muchos intentos, aunque también es lo que más me gusta.

Tú has escrito y cantado en castellano e inglés. ¿Has pensado en componer algún tema en valenciano, que es tu lengua materna o en otra lengua? ¿Con qué idioma te quedas?

Sí, sí, si mi lengua materna es el valenciano. Si vols comencem a parlar en valencià, pero ahora me costaría contigo, porque siempre hemos hablado en castellano. No, la movida es que la música que siempre he escuchado, el rock, lo he escuchado en inglés y castellano. Ahora empiezo a escuchar música rock en valenciano. Me gustan bastante Tardor y me gusta El Trineu Tanoka. Pero no he escuchado mucho rock en valenciano, entonces como que me cuesta. Ya me cuesta en castellano, porque el inglés como que tiene el campo semántico más acorde al rock, hay cosas que en castellano no funcionan.

¿Más musicalidad, quizá?

No creo que tenga más musicalidad. Para la música que hacemos, el rock, tiene un montón de palabras, de frases, de estructuras que están en pensadas en inglés. Y al traducirlas al castellano no funcionan. El «¡Oh, nena!» no funciona. El castellano ha creado su propia lírica para el rock pero todavía no hay tanto arraigo. Cuesta más. En valenciano no sabría hacerlo.

¿Crees que Valencia está viva, como dicen en Verlanga, en cuanto a música y expresiones artísticas se refiere?

Sí, para mí sí. Me gusta mucho la escena que hay en esta ciudad, tanto de la música como en muchas otras áreas artísticas. A mí me encanta. Me resulta suficiente la escena valenciana para colmar mis ansias. Las visitas de  grupos extranjeros o de otras partes de España, también me gustan, claro, pero la mayoría de las veces que voy a conciertos de aquí no siento que lo que se hace aquí no sea suficiente. Para mí hay mucho y muy bueno. 


El otro día leí que el reggaeton se sitúa como el más escuchado en España en Spotify en 2015, por delante del Pop y el Rock indie (sic). ¿Podemos ser optimistas con lo que viene detrás? 

No sé, aunque el reggaeton personalmente me aberra, porque además me pilla totalmente fuera de mi generación. Pero cuando yo tenía catorce años, todas mis amigas en el pueblo escuchaban el Caribe Mix que era una mierda similar. Era una cosa horrible. Yo lo recuerdo como una autentica pesadilla. Siempre ha sido así. Desde que yo recuerdo, siempre ha habido una música masiva que da mucho asco que es la que ha escuchado toda la gente y luego está el pop y el rock. Tampoco sé que significa exactamente el rock indie, pero sospecho que no me va a gustar.

Supongo que rock indie serán esos que cantan mirándose al ombligo, sin transmitir nada, entiendo.

Oye, en estos meses, ¿cuántas veces te han preguntado sobre el machismo?

Siempre, constantemente. Pero me parece bien que se hable de este tema. Me preguntan un montón de veces porque yo también he expresado muchas veces mi opinión, y no la expreso todo lo que me gustaría porque cada vez que lo hago me caen palos en Internet y no es un tema que yo lleve bien. Me gusta hablar y me gusta contar mi experiencia porque creo que es válida y nos podría servir. Ha habido pocas mujeres en el rock en España, aunque las hay, ¿eh? y todas queremos hablar de este tema, porque hemos vivido ciertas cosas, pero  parece que a la gente le moleste que lo cuentes porque parece que a la gente le moleste saber que eso existe. Yo he llegado a leer opiniones sobre algunos artículos en los que hablaba de esto de gente diciendo, hombres diciendo, 'Eso es mentira, no hay machismo'. Pretenden negar lo que yo he vivido, algo que es tan empírico como que lo he vivido yo. Entonces es un tema delicado. Me fuerzo a hablar del tema porque creo que tengo la obligación de hablar del tema, pero no te creas que me gusta. No me gusta porque a mí me gusta vivir tranquila y que me dejen en paz y cuando hablo de este tema siempre acabo leyendo algo desagradable que dicen sobre mí. Gente que insinúa que tienes lo que te mereces, que si dicen de eso de ti es porque algo habrás hecho... Y es desagradable. La última vez, salió un artículo que tuvo bastante revuelo, que creo que fue uno de los más leídos en la historia de Valencia Plaza, escrito por Jorge Salas, joder, tuve que leer un montón de mierda. Estuve una semana durmiendo mal. Porque me afecta, porque no he aprendido a que no me afecte. Insisto, me gusta bastante que me dejen en paz. Intento no meterme con nadie y hacer mi vida. Me gusta recibir lo mismo y con esas cosas no te dejan en paz y es molesto. 

¿Has llorado mucho por el rock?

Sí, sí, sí. Muchísimo. Bueno, he llorado mucho por bien y por mal. Pero sí, claro. La primera vez que lloré fue... Bueno no, (ríe) la primera vez que lloré fue porque me compré mi primer micrófono después de ahorrar durante seis meses y lo rompí el día que lo compré, que fue una lección bastante guapa del rock. La primera en la frente, esto no va a ser barato ni fácil. Pero la primera vez que leí una crítica de mi grupo lloré muchísimo delante de la pantalla. Una crítica no, una opinión en un foro. Alguien que decía que éramos un producto de marketing.
Hablamos sacado una maqueta, la habíamos publicado y subido a Internet y alguien decía que éramos un grupo de marketing, que éramos unas zorras, porque creo que se nos veía el ombligo a alguna en la foto y que estábamos ahí por nuestro físico y que si fuéramos tíos no estaríamos ahí. Evidentemente, no estábamos en ningún sitio. Acabábamos de subir nuestra primera maqueta a Internet. Y lloré muchísimo. Era bastante inocente hasta ese momento y no pensaba que el simple hecho de subir unas canciones a Internet, como hacía todo el mundo, iba a provocar que la gente me insultara y, sobre todo, que dijeran cosas que eran mentira. ¿Cómo que un producto de marketing? ¿Por qué dicen eso? Es que no tiene ningún sentido. Éramos un grupo de rock como cualquier otro que ha empezado en un local de ensayo, que ha comprado sus instrumentos ahorrando mucho, ha compuesto sus canciones, ha grabado una maqueta, ¿y te acusan de ser un producto de marketing cuando no tienes nada, no teníamos ni sello discográfico? No teníamos nada. Sí, he llorado bastante.  

Hablas de Internet, de foros, y con respecto a eso, una pregunta que es un alarde de originalidad, así que no me la tengas en cuenta. ¿Qué papel o nivel de importancia tienen las redes sociales en todos los proyectos artísticos que realizas?  

Pues tienen importancia en cuanto que me sirven y me resultan útiles para comunicar cosas, para anunciar conciertos, pero cada día intento que tengan menos peso en mi vida. Porque ya te digo, cuando era más pequeña, coincidió que Sweet Little Sister empezamos a estar por ahí también con el principio de todo esto de los foros. Internet llevaba unos años pero era el principio, todo el mundo empezaba a tener en su casa acceso a una tarifa y casi todo el mundo tenía acceso ya en su casa.
Entonces creo que pagamos un poco el pato, se juntaron muchos factores y para mí fue doloroso… Fueron muchas cosas que tuve que leer y mucha mierda que tuve que aguantar y eso me ha marcado y me ha dejado ciertas secuelas. No es que importe tanto lo que la gente diga porque que la gente opine que canto o toco mal me la suda, pero me resulta doloroso ver que hay  gente que no conoces que se puede molestar en insultarte, en opinar de ti, en plan «Esta es una antipática» o «Esta es una flipada», o «Esta qué coño se cree». Hostia, no lo entiendo y como no lo entiendo me resulta doloroso, pero creo que las redes son importantes. Las  utilizo bastante, me resultan muy útiles y hay cosas que me gustan mucho. Me río mucho gracias a Twitter y me gusta subir fotos de mi gato a Instagram... Me gustan pero intento que no tengan mucho peso. Sigo luchando para que me importe menos cada vez.



¿Crees que, con el exceso de información con Internet, cada vez leemos menos narraciones porque dedicamos el tiempo a lecturas más banales? 
Sí, no sé qué hace el resto de la gente, pero yo sí. Me he dado cuenta que leo menos porque leo muchas chorradas. Sí, sí, de hecho es algo que quiero cambiar. Me he dado cuenta que leo menos porque dedico más tiempo a leer hilos de Facebook y la verdad es que preferiría hacerlo menos, me gustaría cambiar eso. A mí por lo menos si me ha afectado.

¿Qué libro está esperando en tu mesita de noche?
Estoy leyendo A sangre fría, de Truman Capote. Me lo dejó David, de Los Perros del Boogie y estoy a ver si lo termino.

Con toda la que está cayendo, que parece que por el bombardeo continuo de información que comentábamos antes, es más que nunca, ¿es necesario hacer rock como manera de protesta o piensas que ese cliché ha desaparecido y se ha convertido en un producto de consumo más, aunque con un mercado más reducido o digamos, elitista?

No, no, hay que hacer rock porque va muy bien para la salud mental. Creo que todo el mundo debería tocar en un grupo de rock. A partir de ahí, creo que cada uno tiene que encontrar su manera. Hay gente a la que le funciona muy bien protestar: lo que odio lo canto, lo grito. A mí me funciona muy bien el canalizarlo un poco al revés, a ver, tengo un sentimiento de odio, de ira, de cabreo o de mala hostia por algo y  lo intento transformar en una canción divertida, con Sweet Little Sister hacía eso. En esa época escribíamos canciones de rock sobre fiestas, sobre cosas bastante banales, pero yo estaba pasando una época con veintipico en la que no tenía un puto duro, estaba terminando una carrera, no tenía muchas perspectivas de futuro y tenía que buscarme la vida como podía. No es que lo estuviera pasando excesivamente siempre bien, pero hacía como una transformación en plan «Ok, tengo mala hostia, tengo el sentimiento, voy a transformarlo. Voy a convertir el sentimiento de odio en una canción súper festiva». A día de hoy no hago siempre eso porque hago otro tipo de música y también uso otros métodos. Pero a mí me suele funcionar eso, el convertir la mala hostia y utilizarla como vehículo para contar algo, aunque respeto mucho a la gente que hace rock como protesta y creo que es súper importante que haya gente que lo siga haciendo, pero creo que el rock o el punk-rock o incluso el heavy metal, lo bueno que tiene es que hay muchas maneras de hacerlo y cada uno puede encontrar su guía. No creo que para todo el mundo sirva lo mismo, pero desde luego es muy guay para sacar la mala hostia y sacarla en estos tiempos que la cosa está bastante jodida.

¿Se folla más al bajar del escenario?

Pues no lo sé, porque he estado siempre encima de un escenario, desde muy jovencilla. Pero yo creo que depende. Creo que te puede ayudar a ligar, porque te ponen un foco en la cara con lo cual vas a estar más visible, pero no lo sé. Yo siempre, desde que tengo 15 años he estado en grupos, no sé cómo es el otro lado.

Volviendo  a lo que hablábamos antes de las orquestas y demás ¿Cómo es la España de las verbenas? ¿Es el último reducto de la denominada 'España profunda'? ¿Tenemos que acabar con ellas?

A mí la verbena, a pesar de que la he sufrido en lo más negativo y la he disfrutado en lo más positivo, me parece que es una de las pocas cosas que unen a las dos Españas. Las fiestas de tu pueblo y ponerte ciego durante tres días bailando lo más casposo y coreando el rock para gente que no le gusta el rock, el Dolores se llamaba Lola o Vicio y tal creo que es un ejercicio de hermanamiento que tiene mucho que ver con que este país no termine de explotar. De verdad ¿eh? He estado diez años currando en orquestas y creo que da para un estudio. Creo que todo el mundo, los rockeros, los pijos, los reggetoneros, casi todo el mundo que conozco, tiene  un sentimiento muy romántico hacia su pueblo y las fiestas del pueblo y creo que bailar abrazado al concejal de tu pueblo, a tu primo, al que no soportas y tal, la ultima casposidad de David Bisbal tiene un efecto balsámico en este país, de verdad.

Me gusta la imagen de bailar abrazado con el concejal.

Pero es así, te pones el forro polar verde, el pañuelo en la cabeza y durante las cuatro horas que dura la orquesta  (que podría durar tres, porque vaya tela), todo está bien. Creo que, de verdad a todo el mundo le gustan las fiestas del pueblo, es como una cosa hortera, kitsch, que creo que se está revalorizando, que no pierde. Podríamos pensar que es algo que se va a agotar con el paso de tiempo, que va a quedar desfasado, pero creo que ni de coña.


Desde fuera, como un satélite de esto, detecto en general un buen ambiente entre las bandas locales. ¿Eso es así de verdad o hay guitarrazos en la cabeza y celos?

A ver, Hay de todo, evidentemente. Claro. Hay envidias, hay malos rollos y tal. Pero no creo que sea la tónica general. No sé yo, yo a veces oigo a gente hablar del tema, a otros músicos que sí que lo ven como mucho más negativo, hablan mucho de la falsedad y tal. Mi visión es distinta. Yo he tenido algunas experiencias con gente que  tiene muy buen rollo contigo y luego te enteras que te están poniendo a caldo por detrás, porque además, siempre te enteras. Toda esa mierda existe pero, para mí, lo que más existe es buen rollo, hermandad y ganas de ayudar. Lo primero porque creo que es un síntoma de inteligencia, es decir, creo que en una escena unida tendremos más posibilidades todos que en una escena competitiva con puñaladas y tal. La mayoría de músicos nos vamos dando cuenta de que el sueldo en el rock no se cobra en dinero, se cobra en amigos, se cobra en noches de fiesta, se cobra en buenos momentos y es mucho más fácil que cobres un buen sueldo si vas predispuesto a hacer amigos. Que sí, que yo he leído a gente que digo, hostia, igual peco de inocente,  igual mi visión es mucho más infantil porque veo a gente hablando de la misma escena que yo veo con mucha más negatividad y yo no lo veo para tanto. Yo veo como te digo, algunas cosas negativas, es obvio, pero tiendo a ignorar esas cosas y tiendo a ignorar a esa gente, no voy a dejar que contaminen algo bueno. Si hay alguien que intenta competir, insultar, uf… no va conmigo, yo quiero pasármelo bien porque es lo único que cobro. Yo con el rock no he ganado un puto duro en mi vida, al revés, si empiezo a contar la pasta que me he gastado... Y también, joder es que tampoco he entendido nunca la competitividad, es que no va conmigo, no lo entiendo. A mí no me pasa, si a alguien le va mejor que mí, joder pues por algo será, intento aprender de eso. Tampoco entiendo por qué a la gente le mosquea que a alguien le vaya bien. Si a alguien le va mejor que a mí no por eso me va a ir a mí peor. Quiero decir, si alguien es mejor que yo, joder, pues muy bien. De hecho siempre he intentado juntarme con gente que sea mejor que yo. Para mí cantar con Neus Ferri es una putada en el sentido que, joder  ¡esa tía es la mejor! Si me van a comparar con ella estoy jodida, pero cantar con Neus a mí me ha enseñado muchísimo, yo soy mejor cantante por haber cantado con alguien como ella, que es mil veces mejor que yo. Y además, juntas en The Backseats hacíamos un buen equipo porque hay zonas del rock que yo sí trabajo y ella no, como puede ser la parte más bestia o más gutural y juntas hacemos un equipo increíble. Intento siempre juntarme con gente que toca mejor que yo para aprender, si no, no le veo mucho sentido. Nunca he sido muy competitiva excepto conmigo misma y creo que se vive mucho más tranquilo. No me gusta nada esa gente que siempre está compitiendo con los demás desde la envidia. También entiendo que pueda haber gente que se sienta como que quiere entrar ahí, en la escena, y no sabe cómo. Si escucho a gente que a lo mejor está un poco fuera de la escena, de los que nos consideramos colegas, que al final  somos los que nos vemos en los conciertos y en los garitos. Tampoco tiene más misterio. Hay gente que está quejándose de "¡Oh, la élite!", y  sin embargo  no han pasado nunca por el Kraken a tomarse dos birras o no van a los conciertos de los grupos del mismo rollo, quiero decir, que esa hermandad se forma como se forman las cosas, se forma hablando, compartiendo cosas,  yendo a los mismos sitio, a los mismo bolos y ya está. No es ningún clan cerrado, de hecho está en constante movimiento.

Oye, con estos calores que no se acaban de ir del todo, ¿sigues durmiendo con el pijama de Hello Kitty?

Yo tengo un pijama de Darth Vader, (suelta una carcajada) bastante guapo además.

A ver si eres capaz de recomendarme solo un disco.

Va, uno de Valencia, el último de Badlands, que se llama Relentless. Me gustan mucho esos nanos, suenan muy guay hacen un estilo bastante arriesgado, un valiente blue-grass, con veintipocos años.

¿Veintipocos? Eso nos hace ser más viejos, ¿no?

Sí, sí la gente joven cada vez es más joven. Me flipa como suenan, me flipa como tocan y creo que es una de las bandas que tendríamos que cuidar y darles lo que se merecen.


Una peli.

Mi película favorita es The Rocky Horror Picture Show. Me gusta mucho porque creo que es súper importante tomarse en serio las cosas que supuestamente no son serias. Rocky Horror me mostró que hay que tomarse muy en serio el pasárselo bien, divertirse y bailar,  ponerte unos ligueros…Hay que tomarse en serio la ciencia ficción y hay que tomarse en serio las ideas descabelladas porque creo que al final es lo que hace que la vida no sea un autentico coñazo, que es que lo suele ser. Más reciente no sabría decirte, veo bastantes pelis. También veo muchas series. Veo mucha mierda en realidad, veo mucha serie B y muchas cosas que no me atrevo a recomendarle a nadie. Pero The Rocky Horror Picture Show sí que la recomiendo.

Un libro.
Siempre recomiendo La conjura de los necios, porque me gusta mucho, pero voy a elegir otro. También recomiendo siempre el cómic Predicador porque creo que es increíble, me parece una obra increíble. Si no fuera un cómic, si fuera un libro, estaríamos hablando todos de Predicador. Voy a recomendar Monstruos invisibles de Chuck Palahniuk.

Un vino.

No he bebido vino en mi puta vida. No sabría distinguir un blanco de un tinto si no viera el color. Es que ni siquiera sé el nombre de algún vino. Y eso que mi tío tiene una bodega, pero no me veo capaz de recomendar un vino.


Un capricho al que no piensas renunciar. 

En realidad no pienso renunciar a las cosas que me gustan sólo porque me haga mayor, quiero decir, voy a cumplir 35 y vengo de Bartleby de comprarme un cómic de Batman. No pienso dejar de hacer estas cosas. Conozco mucha gente que asocia determinadas cosas que le hacen feliz con un determinado momento y luego, de repente, deja de hacerlas por la edad, porque se supone que hay cosas que no son adultas y todo el rollo…Espero no dejar de hacer cosas que me gustan sólo por me haga mayor, espero seguir berreando con 80 años y espero seguir leyendo cómics de Alan Moore… y tampoco pienso renunciar a comprarme millones de pintalabios.

Realmente la pregunta iba por ahí, por los pintalabios. estaba intentando forzar que saliera tu vertiente «soy fan del maquillaje».

Sí claro, me gusta mucho comprar pintalabios como a todo el mundo con dos dedos de frente (risas). En principio, renunciar no, pero que debería cortarme un poco también te lo digo, porque ya es rollo adicción. Puede que tenga un problema.

viernes, 5 de febrero de 2016

Jimmy Barnatán. 16 Toneladas. 28 enero 2016.

blogger widgets
Foto: Davidog @biridibaba

Siempre he pensado que el principal perjudicado que no se permita fumar en los locales es la música en directo. Porque hay conciertos en los que la música necesita de la penumbra del humo para que todos los sentidos se toquen entre ellos como de una orgía apocalíptica se tratase. Está claro que en este hipotético maridaje no entran todas las músicas. La lisergia y los vicios pueden variar según el genero musical. Y si aceptamos cualquier sesión de pinchadiscos como concierto, a ojos de este entendedor, el tabaco está de más.
El rocanrol bien ejecutado, el blues al piano, las canciones de Janis o cualquier acústico con temas de los Stones son lugares válidos para encenderse un pitillo, pedir otra copa y mover el pie al compás. 
Mientras espero a Lobo, guitarrista de Los Perros del Boggie, con quienes hay un asunto pendiente, hago memoria de la última vez que pisé una sala. A otras cuitas me había dedicado en este tiempo y, tratando de retomar el paso, me saco la espina de ver a este blanquito con alma de negro -¡toma topicazo!- que se me escapó una tarde de verano en La Malvarrosa. Porque esta noche vamos a ver en directo a Jimmy Barnatán y su banda, The Cocooners.

La bonita 16 Toneladas tiene la gente justa, ni más ni menos que los que, en un principio, son necesarios. Aunque no pasarán con posterioridad todos el filtro, para ser un jueves del ¿frío? enero valenciano, no está nada mal. Salen The Cocooners, metiendo melocotonazos de buenas a primeras a ritmo de funky, para comenzar a desgranar los temas de Barnatán compilados en sus proyectos con la Back Door Band y ahora con esta misma banda, donde el maravilloso disco "Room 13", con colaboraciones de nivel y cortes de radionovela, también tiene su cuota de protagonismo.
Al poco de comenzar el concierto, nos encontramos con Héctor Ibañez, uno de los tíos más polifacéticos y legales de la noche rockera valenciana y con quien siempre es un gusto tomar unas copas y charlar de lo divino y de lo humano. Estamos los tres de acuerdo en que la banda suena como un cañón, con Sergio Rodríguez mostrando en la guitarra su mano para el blues y Rubén Rodriguez, baterista, y Dani Simons, bajo, ofreciendo la réplica rítmica con contundencia a una voz, la de Jimmy, que marca el tempo vocal, con un registro fantástico de raíces de gospel y registros a capella, curtidos en cualquier calle de Santander o Nueva York.

Si giramos el objetivo y enfocamos al público, nos encontramos con que era bastante peculiar. Como en botica, había de todo. Jóvenes que no lo son tanto riendo los chistes Barnatán sobre cuñados sin tan siquiera sospechar que ellos mismos lo son, chicas bailando desatadas cualquier ritmo y con cualquier coreografía y personal sin otra intención que pasarlo bien y regarse el cuerpo con varias cervezas para poder sonreír al viernes con mirada noctámbula. En una de esas paradas en las que el cantante cuenta alguna de las historias inspiradoras de las canciones, pasó por delante nuestro una dama enfundada en unos pitillo insertados a presión que nos recordó uno de los motivos por los que nos dedicamos a esto de la nocturnidad canalla: sonreír sin maldad verdadera cuando vemos a las chicas bellas lucir palmito como si llevaran dentro al diablo. Mirar, pero no tocar.

La velada transcurre con un ligero tintinear de copas, mientras la banda muestra su solvencia en el arte de entretener. No es tarea fácil, aunque suene a eso. El engranaje está perfecto y las canciones de bares, amores y mujeres fatales nos trasladan a los lugares donde se crearon, a las barras donde se mojaron y a las camas donde se sudaron, cosa que no todos los que se suben a un escenario son capaces de conseguir.

Centrándonos un poco en el cantante, Jimmy Barnatán, cabe decir que demuestra un manejo de las tablas extraordinario. Su experiencia como actor es una buena carta de presentación para ello. Buen narrador de historias -tenía un blog en El Mundo tiempo ha del que servidor era lector asiduo-, como la que alumbra su 'Old Crown Blues' y buscando siempre la acción del público, como cuando bajó del escenario y se puso a cantar a ras de suelo, sentándose en él a modo de jam e invitando al resto a hacer lo mismo. Y entonces, todo fueron pantallas encendidas y vídeos en horizontal. Instagram llegó al rock, como antes a las mesas, para cortar la magia a golpe de pixels.  

Y así acabamos la noche, tocando el cielo como chicos malos, abrazando el minibar. Componiendo canciones a licores baratos que a la segunda copa no lo son tanto y elevando nuestras almas a la satisfacción del blues, casi tan nuestro ya como de ellos. Porque mientras alguien pueda poner tres velas en la carretera por nosotros, todo estará bien. No estuvo nada mal pasar una noche con Barnatán, aquella vez en la que nuestros corazones latieron durante un instante fugaz al ritmo de los tacones de la chica de los pantalones pitillo.