jueves, 30 de junio de 2011

La Krakenroll Band o donde todos conocen tu nombre

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Entre los 80 y 90, cuando por la calle las hombreras eran complemento y must para todo aquel y aquella que se preciase por y como persona de moda, y olvidando que narices sonaba en la radiofórmula como canción de moda, en la tele que teníamos, culona, pesada, de tubo y sin mariconadas de plasmas ni leches, había una serie de un bar, al que accedías bajando las escaleras, con un camarero ligón y vieja estrella del béisbol, parroquianos a los que todos llamaban por su nombre y donde los días no eran más que una sucesión de anécdotas, codos apoyados en la barra, amores y desamores. Y en nuestra tierra de las flores, de la luz y del amor por el rock, nuestro Sam Malone es Pol Kraken, y nuestro Cheers, su local.
En la plaza ‘mandahuevos’, o sea Plaza Honduras, con un vecindario selecto y guitarrero de locales en el que la música en directo es la mejor de las excusas para robar unas horas al sueño, están los ladrillos que conforman este garito, Kraken, que según los vikingos es un pulpo tamaño XL a dieta de marineros del lugar, y que también da nombre, bendita wikipedia, a un grupo colombiano de rock de, otra vez, los 80.
Tiene este local una estética muy cuidada, sin estridencias, un toque clásico y acogedor, y como el bar de la tele, también tiene unas escaleras. Pero estas, al subirlas, te llevan a la zona de reflexión donde se separan los hombres de las mujeres para aliviar sus hígados, o sea, a los baños, y que, a determinadas horas y en ciertos estados, son una verdadera prueba de fuego para comprobar la estabilidad y la resistencia al alcohol. Si no resbalas, no caes y resistes la tentación de saludar desde arriba al tendido como si fueras el gran Pepe Isbert en “Bienvenido Mr. Marshall”, puedes pedir una más. Como te he dicho, este Cheers rockero, aparte de ser el lugar donde todos conocen tu nombre, es vivero y punto de reunión de la escena rock valenciana. Puedes encontrarte a cualquiera de los músicos que le echan horas en los escenarios y en los locales de ensayo disfrutando de su particular descanso del guerrero. Y de ahí, Pablo, aka, Pol Kraken, el donquijote del rock, por aquello de pelear contra molinos de viento transformados en denuncias vecinales de ruido que exprimen al máximo las leyes, manejándolas al antojo de ellos mismos para joder a los demás, lleva a cabo una bonita iniciativa ahora que los calores comienzan a apretar. Amigos y música en directo, sin otro interés que el pasar un buen rato y brindar por ello. Y con ese inicio, año tras año, la cosa ha ido derivando y mutando hasta convertirse en una verdadera banda, con una alineación de lujo. A saber, Rafa Montañana a la bateria, Mikel Garcia Vaquero al bajo, Emilio Rodriguez y David Ortega como guitarras, Suzuki Samurai a los teclados, Samuel Gómez y Francisco Hickowski a las trompetas y Monty Peiró y Merche ‘Madame Blues’ Cardoso en los coros, como las Krakenettes. Todos estos han sido, son o serán parte del rock de la Baja California española, como dijeron los Uzzhuaia. Pues bien, con eso, y las apariciones de los amigos/clientes, como, entre otros, Dani de Babylon Rockets, Pau de Uzzhuaia, Ovidi de Los Perros del Boogie o Johnny de Stone Circus, por citar a algunos, las constantes vitales del rock de la terreta subieron a cotas de dopamina máxima, en un fluir de brindis, derroche de talento y camaradería bien entendida en una noche enlazada con los primeros rayos del Sol, o quizá no fueron los primeros, pero con la satisfacción de deber cumplido y la sensación de estar más vivo que nunca, aunque tu aspecto diga lo contrario. Más abajo tendrás el set-list para morderte las uñas de envidia, llorar por no haber estado allí o cuadrar tu vida para que, en la próxima megarockjam que monte Pol, ser tú uno de los que esté debajo, arriba o dentro de cualquier lugar cercano donde se realice. Porque estoy seguro que, en un futuro no muy lejano, el equipo de sonido se pondrá modo ‘on’ y el Kraken tendrá su música de nuevo, Merche volverá a tintinear con el hielo de las copas que nos sirva y nos dará charla en su pausa para el cigarrillo y a La Leyenda no le cerraran el bar donde se ha criado y ha mamado toda la música, donde no eres un extraño y todo el mundo conoce tu nombre.
Krakenroll band, 17 junio. Set list:



- Dancin' In The Moonlight (PolKraken)
- Whole Lotta Shakin' Goin' On (Dani Babylon)
- Gloria (Rafa Frog)
- Simpathy For The Devil (David Carminer)
- Holiday In Cambodia (Augusto Serna)
- El Complejo (Raúl Tamarit)
- Mi Beneficio (Camilo Superstar & Teddy Las Vegas)
- Twice As Hard (Johnny Circus)
- Street Fighting Man (Ovidi Perros)
- Call On Me (Pedro Gas)
- Born To Run (Héctor Ibáñez)
- Little Sister (David Perros)
- Surrender (Valentín)
- Jambalaya (El Pana)
- Losin' My Religion (Monty)
- Ziggy Stardust (Pablo Uzzhuaïa)
- Sweet Transvestite (Micky Carminer)

Bises:

- Mi Calle (Manolo Divago)
- Somebddy To Love (Madame Blues)
- Try Just A Little Bit Harder (Madame Blues)

-Whole lotta Rosie (todos)

martes, 14 de junio de 2011

Igor Paskual. Wah-wah. 9 de junio 2011

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Estoy listo. Entre gymkhanas con flores rojas, crisis de pasiones a distancia y la calma que precede a la tormenta, me planto puntual en la Wah-Wah para ver, oír y escuchar a Igor Paskual a menos de dos metros de distancia, en su parada y fonda valenciana. Y como tal, la ocasión merecía una preparación especial. Dejar el reloj en casa, poder disfrutar sin saber a que altura estará el Sol o la Luna, beber, brindar y lo que sea como si no hubiera mañana, era el plan de ruta. Con la mente puesta en princesas descalzas imaginando la charla en la barra del bar, mientras pienso en verde observo la sala. Poca gente, hora de cenar, o de rematarla con el café. No esperaba un reventón, pero está claro que la cancelación de los teloneros Nistal ha hecho que la gente se lo tome con calma. Parroquianos habituales, fotógrafos y algunos con camisetas de Loquillo, me hace pensar que seremos pocos, pero buenos. Entre sorbo y sorbo de cerveza, a falta de piernas, me empiezo a fijar en las camisetas. Me gusta una, ‘I saw Elvis’, perfecta para envolver y directa para enviar un mensaje sin interferencias. Quince minutos antes de la hora prevista del inicio del concierto, entra la banda. Detecto que Igor pasó por peluquería. Confío en que sea un saneamiento capilar y que su peluquera no se llamase Dalila. Besos y abrazos sentidos con la gran, y espectacular esta noche, Merche ‘Madame Blues’ Cardoso, una mujer que, junto con su voz, se merece una letras, un libro o lo que ella quiera. Cortés acompañamiento en el cigarrito callejero para aplacar un poco el nervio. Ampli 'mode on' y Música para traicionar, primer tema del disco e inicio del bolo.
Podemos hablar de la sala y de lo bien que suena con poca gente, pero no lo voy a hacer. Suena igual de bien con trescientas personas, así que, puestos a elegir, prefiero el llenazo, debato conmigo mismo mientras escucho La Bahia, canción de amor inestable en busca del equilibrio, y veo que la gente va entrando en la sala. ¿Pensarían que el concierto era a las once? La llegada de más personal coincide con los acordes de Pierdo la calma, un tema que tiene aroma a habitaciones de hotel, viajes y soledad. En este momento, ya me doy cuenta que el descubrimiento de la noche, seguían sin aparecer piernas, es Jorge Otero, guitarrista de los espaciales Stormy Mondays a tiempo total, salvo en esta gira. Es bueno, muy bueno sacando verdaderos aullidos de su guitarra y alargando el tema con algunas notas que me recuerdan al ‘Won't Get Fooled Again’, de The Who, que me hacen mirar a todos lados esperando la mutación en un momento a otro de Igor en Roger Daltrey para ese grito, famosamente catódico ahora gracias a los forenses molones made in USA. Para recuperar la calma perdida, y haciendo caso a los versos de Mí funeral “… y lo que hay que hacer es gastar en el bar…” realizo mi primer viaje a la barra para un escocés y las primeras notas embrionarias de esto que lees. Al fondo de la sala veo a un tipo alto, desgarbado y amigo, Ovidi, de Los Perros del Boggie. Nos saludamos efusivamente, me alegro de verle y comprobar que su accidente es una muesca más que no va a dejar que la maquinaria perruna deje de rodar. Viene con parte de la crew, David Lobo, Sergi y Adrián. Compartiremos unos tragos después seguro.
Lo bueno de sentirte cómodo y conocer la sala es que te permite, si el público te deja, poder escuchar el concierto desde diferentes ángulos. Y si encima la banda tiene quilates, pues gemelas en bolas. Que ahora quiero escuchar el bajo de Antón y los punteos de Ángel Miguel, a la izquierda. Que Jorge coge la guitarrita pequeña, mandolina me chiva Madame Blues, o se sienta delante del Hammond, a la derecha. Que quiero sentirme como un dandy, adoptando pose de interesante, centrado en como le da candela a los parches Alejandro Blanco, pues me apoyo en el pilar que está ligeramente centrado. Y en esas estabamos, en el single Chica de gama alta, sin Viriato Preciado a la guitarra, cuando, por fin, aparecen las piernas. Dos, o sea, cuatro, correspondientes a dos damas, con bailes sensuales como aquellos de detrás de la cortina del Mississippi de Pepe Navarro. Me hago viejo, creo que necesito otra copa para afrontar la realidad.
El Guaje es un tipo grande. Es un roquero atípico, un Guardiola de la música, que igual se emociona con cualquier composición poética que con los favores de la chica que se rinda a sus encantos una vez bajado del escenario, si se da este caso. Admirable por ese afán de aprender y mejorar, con una página web que es algo más que una terraza al sol de reflexiones y que es capaz de sacar pecho astur y hacer chistes acerca de lo espectacular del prerrománico valenciano entre canción y canción, mientras bromea, o no, acerca de lo bien que se está aquí y la cantidad de cosas a las que quiere que le invitemos, cual Camarón por sus barrios sevillanos.

Van cayendo los temas de "Equilibrio inestable", Mis amigos, un brindis a no lamentarse por si vienen mal dadas y darle bocados y ostias a todo lo malo que venga encima, Automedicación donde todas las farmacéuticas del mundo no superan al vino, las letras y un buen polvo, y Bebemos, una de las mejores canciones escritas con resaca, en palabras del autor. Se muestra el concierto con un punto de rebeldía provocadora, casi me atrevería a decir punk, desempolvando esa aura glam de sus Babylon Chat, nada que ver con la gira acústica que pude disfrutar en Nueve Tragos hace poco más de un año. Me encanta. Todo esto se corrobora con El peor novio del mundo, con ritmo de sierras y martillos, espectacular el vídeo, cuando en la coda del tema simula follarse a uno de los monitores de sonido, mientras las chicas de las piernas mueven sus caderas, ombligos y pelvis de una manera casi, o sin el casi, pecaminosa. Esta banda tiene el equilibrio inestable, con un front-man dado al exceso, la pose y el espectáculo bien entendido y unos músicos que seguro que las pintan pardas, pero que saben su lugar y su trabajo, como el mediocentro fajador al servicio del goleador virtuoso. El rock sigue vivo, más que nunca, y los jueves el sudor de guitarras sabe mejor. Con Volver y Bipolar, cantada con los cojones llenos de sentimiento, llegamos casi al final. Los temas de Babylon Chat, entran en escena, casi al mismo tiempo que alguien, cercano a la barra, saca una bandera asturiana para orgullo de los hijos de don Pelayo. Me toca la fibra y el sentimiento El último brindis del año, uno de los dos temas que espero hoy, que me vienen como un guante por época, lugar y sensaciones en las que estoy instalado. Pausa. Cervezas. Arreón final. Bises con Camaleón, donde el torero Paskual salta al ruedo, la versión de Nubes de Tormenta de los Locos, banda mítica asturiana. Cae El corazón de hielo, aparentamos ser duros de fachada, pero en el fondo todos tenemos nuestra musa que nos mata lentamente sin remisión. Y termina la noche con Nuevo cine español, tema de Igor, desconocido para mí, pero con un final espectacular que me deja con ganas de más. Pero no será hoy. El show terminó, comienza el tercer tiempo. Estrechamos manos, agradecemos la presencia, brindamos, otra vez, y con el botín de varios tesoros de fan y algún regalo para chicas que se porten bien, cerramos la libreta, abrimos la cartera y quemamos lo que sea necesario quemar. A fin de cuentas, estamos en la tierra del fuego, aunque hoy nos sentimos un poco visigodos, y orgullosos de serlo. Puxa Asturies y puxa el rock.

miércoles, 1 de junio de 2011

Maxitweets. Leonard Cohen y Pretty Woman

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Leonard Cohen, Príncipe de Asturias de las Letras. Así, en crudo. Como una hostia de esas que pegaba el secundario de lujo de ‘Resacón en Las Vegas’ cuando era deportista antes de comer orejas. Entre eso, y el éxito televisivo por decimoquinta vez de la historia de la Cenicienta moderna, da para garabatear nuevamente en la libreta. Esto tendrá dos consecuencias en esta España, y en la de al lado. Primera, llenamos telediarios, hojas de periódicos, blogs, aquí un ejemplo, y no sé si tertulias de radio, con la historia romántica de la Roberts y el budista canoso, debatimos sobre la mejor frase de la peli y supongo que alguno tratará de recordar cuando, donde y con quien la vio en el cine. Porque yo lo he hecho. Eramos jóvenes, más que ahora, y sobornados por el novio de su hermana, un amigo y yo tuvimos sesión de cine, pollo frito y concierto al aire libre. Disfrutamos más con las dos ultimas cosas que con la primera, supongo que al revés que el novio de la hermana de mi amigo. Y este país descubrió musicalmente para las grandes masas a Roy Orbison, muerto dos años antes y dando un poco de lustre, gafas negras y rocanrol a la década de los noventa.
Y segunda, el bohemio canadiense elevado a príncipe. Bueno, más bien a premio de príncipe. El tipo raro, flacucho, fumador, fotogénico hasta decir basta y con voz ronca macerada por buenos licores de malta, o lo que cojones beba que no será agua con gas, poeta antes que músico, seguro, y que, inspirado en lo corriente que era, y es, Dylan, se tiró al ruedo de cantar. Y cantó. Como nadie. Aunque se mire al ombligo mientras lo haga (¿o ese fue Dylan?). Y sin verlo ni leerlo, viene el pelotazo del tío Leonard en España. Los guays se llenaran la boca y presumirán de sus vinilos y de las veces que lo han visto en lugares exóticos como París, Luxemburgo o la Extremadura profunda, al mismo tiempo que agradecerán con la boca pequeña el reconocimiento, y será trending topic de los molones y tema de tertulia en las acampadas de las plazas de nuestras ciudades. Y pasaremos una semana más en este país, reconociendo a poetas, millonarios sin escrúpulos, pero con corazoncito, y putas. Real como la vida misma.