martes, 26 de febrero de 2013

Neus Ferri. Molamiento máximo.

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El mundo está lleno de juicios previos. Desde la cabrona que mordió la manzana por culpa de un marido calzonazos (y pichacorta, a tenor de los Instagrams de la época) hasta ayer por la noche. Y me apuesto la herencia de mis hijos que, en el tiempo en que uno piensa esto y lo escribe, hay alguien que emite juicio previo sin pensar las variables que lo hacen excelente. Y no hablemos de los juicios previos acerca de aquellas opciones que no se contemplan a la hora de un futuro e hipotético encuentro sexual al principio de la noche y con quien nos vamos al final de la misma.

Contemplemos, entonces, una variable. Digamos que ella es el cromosoma perdido que buscamos todos. Nuestro kwan rockero. Y que los cabrones, sí cabrones, lo han visto como negocio. Chúpate esta, fuga de cerebros. Y a todos se nos hace el culo cocacola light y decimos bien alto, levantando nuestras jarras de cerveza, que el rock existe y todo ese bla-bla-bla.

Muy bien, y ahora, ¿qué hacemos? ¿Renegamos de ella por ser mainstream? ¿Por compartir plató con Jorge Javier y las putas del 'Sálvame'?

Pues no. Todo lo contrario. Nos alegramos que, desde allí, hayan visto el potencial de una chica curtida en mil verbenas, batallas y cantos. Y vemos el pasado, exploramos su Carbono-14 para ver y afirmar, como dicen los gitanos, que es de ley.

Que por otra parte, ya lo debes saber, porque estás al tanto de todo lo que se cuece en este rincón fraternal de la ciudad.

Y todo lo demás nos importa más bien poco. Nada, en realidad.

Y te plantas, con un frío que pela, en el asiento de atrás de todas las cabecitas que han llegado a su hora. Sacas el gran angular y te dispones a escuchar. El escenario es grande, con solo una tela, un juego de luces y poco más. Estamos en el teatro que fue antes cine, el Flumen, recuperado para la causa cultural y con programación más que interesante. Si no, a que santo iba a actuar, dos noches seguidas, la xiqueta d'Alcoi, Neus Ferri.

Es mi intención no poner la coletilla que todos y cada uno de vosotros puede que estéis pensando acerca del concurso que la encumbró y la hizo (más) popular. Creo, sinceramente, que no le hace falta. Se basta y se sobra para ser ella misma. Tiene tablas, actitud y personalidad para que el viento la lleve donde pueda llegar. Que va a ser muy lejos. Seguro. Aunque le tiemble la voz cada vez que la entrevisten en la radio. Y además, así mola más esa voz, ¿no o qué?.

El tamiz del jazz, del soul y de todos los niveles de molamiento pasaron por las tablas de Flumen. Escuchar a Guns 'n Roses o Nirvana con unos tempos diferentes no hace otra cosa que emocionarse, aguantar el grifo y soltar un malsonante taco escuchando la historia de un sábado de no importa que mes y de un hombre sentado al piano de no importa que viejo café, mientras te revuelves en tu butaca deseando que aparezca el bartender con un escocés on the rocks, que es lo que te pide el cuerpo.

Presenta un espectáculo sobrio, cuya máxima estridencia es descalzarse para bailar un poco más cómoda, y una banda solvente, jornaleros de la solfa, con la eficacia de un asesino a sueldo. Y se permite su pequeño capricho, como quien asalta la nevera de madrugada, compartiendo escenario con gente importante de su vida como Celia Mur o la mayor renacentista de la ciudad de Valencia, Monty Peiró.

Esta chica tiene la capacidad de provocar emociones con sus cuerdas vocales y no necesita nada más. Incluso te reconcilia con Alanis Morrisette y aquel soniquete con sus cuatro clones metidas en un coche, con una versión del cascadísimo 'Ironic', mucho mejor que la que viste entre el cuatro y el seis. Susie Diamond, la chica que retoza encima del piano junto a los Baker, me viene a la cabeza mientras suena Caravan, y un par de preguntas me asaltan ¿Por qué todas las buenas cantantes de rock de Valencia tienen piernas que quitan el hipo? y ¿Dónde estará el maldito bartender y su cajetilla de Lucky Strike cuando se le necesita?

Se acaba el show, se encienden las luces y el aplauso y la reverencia son de verdad. La gente la quiere y es tener mucho ganado. A la salida, con fotos, autógrafos, palabras sinceras que invitan a asomar algunas lagrimas en nuestra artista. Sí, nuestra artista. De esas que se curten en escalas que provocan callos, altos y bajos en clases de canto y búsqueda de rimas y melodías que emocionen al alma y que son la banda sonora de nuestras vidas.

Steven Tyler, no se a que coño esperas para grabar un tema con esta chica. ¿O acaso tienes miedo? Solo son seis grados de separación. Puedes empezar a buscar en el Kraken, donde empezaron estas letras.

NEUS FERRI ACOUSTICA
Neus Ferri, voces y guitarra.
Felip Santandreu, batería.
Pau Ortolà, órgano Hammond.
Álvaro Ferri, guitarra.

PD: La preciosa foto es de Kiko Payá, que tiene un álbum precioso del concierto.


miércoles, 20 de febrero de 2013

Escribir bien y otras cosas más importantes.

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"Cuídate de los que saben escribir, pues tienen el poder de enamorarte sin siquiera tocarte"

Habría que decir que este pedazo de frase no la firma nadie. Así me llegó a mí. En uno de esos azares del destino, me la mandó una fan, seguidora de este blog. Ya ves. Que se acordó de mi, dice. Pobreta. No sabe que la frase, aunque molona, está incompleta. Pero brindaré con ella, si me deja, por el detalle.

Le falta adjetivar después del verbo escribir. Le falta un BIEN así de grande. Aunque entiendo que si estuviera la frase completa, quizá no se habría acordado de mí, y sí de otros y otras que lo bordan en esto de juntar las letras.

Porque, como dijo aquel, las cosas se hacen de dos maneras, bien o mal.
Lo demás, milongas argentinas para tocar teta o justificar derrotas mal llamadas útiles.
O lo que es lo mismo, para esconderse cual avestruz y no dar la cara.

En esta época, donde decir 'lo siento', y hacer cosas peores como partir el corazón o despedir a gente de sus trabajosestá más barato que nunca, a través de un mail, SMS, WhatsApp o con las cagarrutas del Line, conviene mantener un poco las formas y respetar los valores que llevaban en bien alta estima nuestros antepasados tratantes de ganado. Aquellos que, con un simple apretón de manos compraban y vendían y donde el cara a cara y el 'míreme a los ojitos' era más que cualquier papel firmado por notario. Y sí no, a decirlo bien alto en la cantina y que nadie haga tratos con el mangante que iba de listo.

Así que, ahí van unas cuantas cosas que caminan por el lado salvaje del BIEN:

- BIEN es rock. Y con rock entra el jazz, el blues y todos los sonidos que se pueden disfrutar sentado con un cigarro dominicano en una mano y el tacto de unas piernas de mujer en el regazo.

- BIEN es comer y charlar hasta la hora de la merienda.

- BIEN es estar con los amigos en plan Guadalquivir, y no en plan Guadiana, apareciendo y desapareciendo.

- BIEN es dar sin esperar nada a cambio.

- BIEN es champagne a todas horas y en todas las comidas (y poder pagarlo).

- BIEN es besar a una madre.

- BIEN es Neus Ferri y su jodido, pero invariable, camino hacía el éxito.

- BIEN es dar un paso y no retroceder. Y encajar una hostia si toca tirar hacia atrás porque no hay más cojones.

- BIEN es no hacer lo que no te gustaría que te hicieran a tí.

- BIEN es encerrarte con la comebolsas de turno en el baño y soplar su parte 'por equivocación'.

- BIEN es decir NO alguna vez.

- BIEN es que te amen y que te odien, que haya diversidad de opiniones.

- BIEN es la familia. La que eliges, no la que te toca.


- BIEN es ciscarte en este blog y en su lista y hacer tu propia lista de cosas BIEN.

Faltaría más.

viernes, 8 de febrero de 2013

RTVV se desangra.

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Hoy he asistido a un funeral. Físicamente, digo. Ya sabéis, acompañar en el dolor a un amigo. Mostrarle el respeto por la reciente falta. Forma parte de la vida. Naces, creces, follas si puedes, te reproduces, si puedes también, alguien de fuera de tu familia te limpia el culo cuando estás gagá y mueres. Está escrito, como diría aquel poeta hasta las trancas de absenta.

Es natural. Lo que va contra natura es que te maten, suavemente, como si de una víctima de Dexter se tratase. Y que tuvieses que aguantar el cinismo, la hipocresía y el hijoputismo del tipo, o tipa, del cuchillo.

Amigos, os estoy hablando del asesinato programado de RTVV, la tele y la radio de la Comunidad Valenciana.

Me vienen a la mente muchas frases. 'Entre todos la mataron y ella sola se murió' es una de mis favoritas. 'Querer es poder' es otra. Pero no han querido y la han matado. Así, sin pestañear, y tirando de farlopa para celebrarlo.

Tengo la suerte inmensa de tener contacto personal y en redes, benditas redes, con muchos profesionales que lo están pasando mal en estos momentos y que son la cara de otros tantos que no conozco, pero con los que empatizo. Mucho, además.
Ellos me han contado que las ideas, la ilusión y las ganas iniciales poco a poco se las fueron cortando los tipos con chaqueta. Esos ejecutivos, convertidos en marionetas de otros, inspirados en la más fascista de las propagandas, han hecho que lo que era una bonita idea se haya ido consumiendo hasta el estado de inanición, siendo una sombra, una caricatura, un chiste.

Cacicadas, como las de editar un informativo una consellera, personal que se ha quedado quieto parado a la sopa boba, aprovechándose del sistema y ahora son voz e imagen de la 'resistencia', hijos, sobrinos, amantes y 'desertores del arao' que lo único que hacían era cobrar la nómina y tomar carajillos.

Había dinero. Vacas gordas. La vida era un cabaret. 

Y seguro que hay más cosas. Porque uno no pinta de rojo el agua porque sí.

Ya se que no han de ser noticia, recuerdo aquello de Márquez a Reverte de 'hazte enfermera, cabrón', pero no dejan de serlo. El juego del metro, ese de imaginar la vida de los pasajeros, mirando la pantalla del 9. Leyendo a través de sus ojos aquello de 'no quiero estar aquí, Quiero estar con mis colegas ahogando las penas en el bar de Paco'. Despedidas de viernes, porque no saben si habrá lunes. Hijas que rompen el corazón a sus madres.
Se mueren los hijos de Kane. Sí, ya se, no es quizá un buen ejemplo, pero es Welles, maldita sea. Primera plana de Lemmon y Matthau. Todos los hombres del presidente.
The Newsroom.

Han hecho de nuestra tele, y radio, la suya. La proximidad, la cercanía, la tele como servicio es necesaria, pero no como la quieren ellos. Sesgada, cortada, manipulada. Ha perdido músculo al primer tacto del bisturí. Y va a tocar llevar bastón. Siempre.

Sí hay trajes, se sacan trajes, sí hay polvos, se sacan polvos. Hay que vestirse por los pies, mirarse al espejo y pasear por la Gran Vía con la cabeza alta.

Luego están las comparaciones. Que la tele vecina de arriba es mejor, más buena y es más guay. Política de mierda y postureo, como decir que ves los documentales de La 2. Esta gente, nuestra gente, hace programas de calidad y cojonudos. Ocupa't, Societat Anònima, Gormandía y muchos más son claro ejemplo.
No puedo evitar poner caras. Así, a bote pronto, Amalia, Sònia, Fermí, Vicent, Eva, Mireia, Fani, Núria, Majo, Rovi, Montalt, Susana, Champi, Santama, son unos ejemplos, pero nunca serán todos.

Son un verdadero Dream Team. Te lo puedo asegurar.

Quiero pensar que la raza que tienen les va a permitir salir por la puerta y entrar por cualquier otra ventana. Aunque la cosa esté mal, aunque la prensa en general esté herida, con las constantes vitales bajas. Es aún reciente la cornada de Las Provincias, otra injusticia a la que Arturo Checa puso altavoz de manera magistral y tuve el gusto de aportar mi pequeña visión. Igual que en esta que le doy a la tecla. No servirá de nada, porque la suerte está echada y solo queda la rabia y la barra de un bar, con las canciones de siempre y mañana una resaca de campeonato.

Periodismo de trinchera, de sangre, teléfonos y callejones.

Mucha suerte a todos, héroes. Y abrazos sinceros.

martes, 5 de febrero de 2013

Los desórdenes sentimentales. #littlesecretfilm

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"La conocí hace dos semanas. Era una chica maravillosa, increíble. Teníamos sexo a todas horas. Se dejaba hacer de todo. Estaba convencido de que me podía casar con ella"

Esto igual podría ser una segunda parte. Una prolongación de aquel post de no hace mucho en el que se presentaba en sociedad el proyecto #littlesecretfilm. Una panda de zumbados con muchos cojones que se han propuesto no llorar por los rincones de ministerios y sociedades generales de pollo frito y mojo picón, por señalar a alguien con la culpa, que no lo tengo claro del todo.

Zumbados, decía. De esos que no se quedan sentados en el sofá y tiran de tripas para hacer lo que realmente les hace hervir la sangre. Contar historias.

Conozco muchos que cuentan historias. A través de la música, de juntar letras o de crear imágenes y fotogramas concatenados con cierto sentido. Y no es fácil.

Pregunta a Ana Rosa.

Por eso les profeso admiración. Y no me cuestan prendas reconocerlo. Y salivo, sudo y farfullo, como su fuera un virgen ante su primera mujer, si puedo estrechar sus manos, besar sus mejillas o compartir sustancias.

Luego, doy gracias a Dios por crear el vino y a los franchutes por mejorarlo.

Soy una puta groupie.

Alfredo Di Stefano, decía, dice, que para construir una casa hacen falta cinco años de estudio y para tirarla solo un martillo. Don Alfredo habla de lo difícil es crear y despertar sentimientos en la gente.

Pues esta panda de cabrones de #littlesecretfilm son arquitectos de sentimientos.

Como el que hace gambeta en un campo de regional lleno de piedras en vez de césped. O el boxeador que se rehace desde el rincón de su dolor para evitar que la toalla toque el suelo. Sentimientos.

Crean de la nada un movimiento, arriesgado, pero atractivo. Han modelado una bandera, en colores negro y sangre por el placer de crear.

Un manifiesto, un compromiso con el arte y unas normas.

Así de sencillo. Así de complicado.

Como aquellos 'Soñadores' de Bertolucci.

El que no hace cine, es porque no quiere. Las nenazas, segunda puerta a la derecha.

Ya he visto 'Los desórdenes sentimentales', nobleza y guiño con el nombre obligan. Y me parece una puta maravilla. Habla de eso, de sentimientos, de autodestrucción, de fantasmas, de ombligos, de miedo, del pasado y del futuro. Es tan de sentimientos que podría ser un serial de InterseXciones, sin duda alguna.
Y la cámara es un personaje más. Los cortes, que hay pocos, las hojas de los árboles. La economía de los planos, jugando con el entorno, haciendo casi teatro.

Y sábanas, vino, humo de cigarrillos y sexo.
Y el blanco.
Y el negro.

Y actorazos. Leyendas, promesas y realidades. A los que repartirías mamporros y besos. Drama y punk. Sentimientos, otra vez.

No voy a contar el final, ni el principio, ni la mitad. Bueno, el principio, sí. De hecho, es el texto que encabeza esta entrada.

CINE. #littlesecretfilm. Más cine, por favor.