viernes, 21 de agosto de 2015

Letras de rock. Las mías.

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Prometo ser explícito, como las etiquetas que adornan los discos donde se supone que las letras van a escandalizar a nuestros padres de misa de domingo y cuatro esquinitas tiene mi cama. No pretendo sentar cátedra -ni quiero-, pero si me gustaría generar debate, hostias cibernéticas, o reales si hace falta.

He aquí mi Santísima Trinidad de lecturas rock. Las nombro así porque, de una manera u otra están relacionadas con ello, aunque no necesariamente narren guitarras, rasgueos y fans enloquecidas:

- Igor Paskual. Donostiarra de Asturias, de donde el arte prerrománico. Apasionado del arte, el fútbol y la música. Más de Izzy que de Slash y mojabragas oficial del line-up de Loquillo, con permiso del Loco. Tiene una columna en 'El Comercio' llamada "Rugidos de gato" donde escribe casi sobre lo que le da la gana, Marca le ha dejado un espacio en su blogosfera llamado 'Hierba mojada', que es la sensación más bonita que puedes tener al entrar a un campo deportivo con hierba natural.

- Andrés Albert. La vida vista detrás de una barra. Con todo lo que implica. Y siendo la barra una metáfora de todo lo demás. Con recuerdos a la infancia, con el sonido de las viejas radios o los surcos de los vinilos, a golpe de tupé y de movida valenciana. Andrés nos agita con sus textos, que son una delicia y siempre te dejan pensando. Y te ayudan a pensar. Que no es poco en estos tiempos que corren. Mucho respeto por este señor y sus letras.

- Los Zigarros. Diarios de la carretera. Eso sería una manera estupenda de definir los escritos que salen del interior de la banda. No es difícil asociar las palabras a los miedos y sentimientos de una de las canciones clásicas del rock español 'Rock n' roll star' de Loquillo «...soy un chico de la calle que vive su canción, también me emborracho y lloro cuando tengo depresión.» Sensaciones a flor de piel, comentarios íntimos, a veces desordenados donde no importa tanto el como y si mucho el qué, hacen de estas entradas en su página de Facebook un excelente material para sus fans y una lectura que acerca a los músicos a sus miedos, a sus filias y a sus subidones y a sus bajones.

Estoy seguro que habrán más lecturas que estas tres. Y quizá tú tengas las tuyas propias. Pero estas son las mías, con las que me encuentro cómodo. También me encuentro cómodo con Jabois y con Kiko Amat, pero porque sueño todas las noches con apropiarme de su talento, en un nocturno acto de envidia. Aunque la envidia no es más que la admiración por las malas.

Y eso es todo. Que quizá es poco. Pero es lo que hay. Dime cuales son las tuyas y así nos las podremos medir.