martes, 31 de enero de 2012

Gonzzalo, por Uzzhuaïa. Gira 2012

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Foto: Pedro Llorca

Las ganas de llorar son ganas de reír, gritando a Dios trece veces por minuto. Este inicio de estribillo saltaba por mi mente cuando puse los pies en la sala donde íbamos a disfrutar del inicio de la gira 2012 de Uzzhuaïa. Tenía claro que la persona que inspiró esas letras iba a estar muy presente en la noche, como no podía ser de otra forma, y era uno de los dos incentivos que hacían especial el concierto. Estamos en año nuevo, pero los malos vicios y las peores costumbres no nos abandonan y siguen estando en la lista de promesas a olvidar. Tardanza, propiciada por un refrigerio necesario y maravilloso a partes iguales, sobre todo por la bella compañía, no nos permiten escuchar nada más que la coda de los teloneros, Wicked Article, una desconsideración y lamento tardío porque suenan muy bien y haré los deberes para seguirlos, paladearlos y empaparme de su buen hacer. No en vano sus miembros tienen lustre y son parte de la leyenda roquera valenciana. Alzo mi copa para que sean Wonderful winners, que revienten allá donde vayan y que sean referencia. Barra. Cerveza, gintonic y el gran Adri, road manager de Los Perros del Boogie entre el público, con quien nos abrazamos y lamentamos el fin de la banda como tal. Carpe Diem, la vida sigue y seguro que el futuro va a ser bueno, desdiciendo a los punks ingleses.

La sala Valencia RockCity tiene mucho mejor aspecto de público que la última vez que vine, para ver a Garaje Jack. Cosas de la promoción, supongo, porque tanto los madrileños como Uzz merecen el lleno allá donde enchufen sus guitarras. Así que ahora o nunca esta es nuestra revolución, cuestión de un par de cojones, apostar directamente por el rocanrol de sala, sudor y chicas bonitas, que tenemos al gordo demonio derrochador inicio de todos los males entre rejas. Porque sí, chicas bonitas habían, a golpe de tacón, falda corta y mirada furtiva mientras el novio se refresca en la barra.
La banda empieza con fuerza, con Nuestra Revolución y No Quiero Verte Caer para hacernos entrar en calor y comenzar a castigar nuestros cuellos y provocar nuestra sed. Pau nos hace cómplices desde el primer momento. Es nuestro concierto, pero también va a ser el de él, de Gonzalo, su amigo, su productor, que hizo su último baile hace bien poco y va por él. Cuatro temas propios y La Chispa Adecuada hacen que ella caiga rendida. Ella, más bien sus reacciones, es el otro incentivo de la noche. Ha venido a ciegas con su bonita y pecosa espalda al aire, sin escuchar nada del grupo, solo confiando en mi palabra ante la promesa de una buena noche de rocanrol, y ya le brillan los ojos. Lo sé porque la miro sin que ella se de cuenta y su sonrisa la delata. Y si lee esto, sabrá que la miré y que di por bien empleada la noche pase lo que pase, haya desayuno con o sin diamantes o un cruce de caminos con un sincero buenas noches cuando el sol asome su cara de domingo antes del amanecer, siendo una fan más del rock de la Baja California.
Van cayendo todos los temas, el pelotazo de La Mala Suerte, que me sigue encantando como la primera vez. Blanco y Negro y Ante La Tempestad nos llevan a los vampiros y una bonita canción, La Otra Mitad. Comento con Toni Waller, encontrados después de muchos años y un pasado turístico común, que son una gran banda, ofrecen seguridad, actitud e imagen de marca con Pau y Alex, destreza con Israel y consistencia con Jose Lí y Álvaro y la entrega de la gente, castigando sus cuerdas vocales a ritmo de guitarrazos. No tienen pinta de ser como el protagonista de Destino Perdición, pero andamos incansables hacía el final. Aun así, con un nivel de gran banda, no resulta suficiente para N, de Natalia, que la exigencia y el amor al rock hace destripar y ver errores donde nosotros vemos pasión. Nosotros vivimos nuestro Matrix al once de volumen, mientras ella desgrana cosas imperceptibles para el resto de los mortales, sabiendo que sí, que lo son y que lo serán, mientras se gira al público entregado ante el quinteto. Nos regalan un medley de versiones de The Four Horsemen, The Cult, Guns ‘n Roses y Metallica, aguas que no han de dejarse correr y beber, beber y beber. Y con eso, con bebida se brindó por el amigo, por el ausente pero eternamente presente. Una lata rápida con la familia Uzz por la sonrisa eterna de Gonzalo Parreño. Irremediablemente, recuerdo aquel concierto en la sala Woody para echarle una mano en la lucha contra su dragón, como nos mostró, con dos cojones y un humor de rascacielos, su día a día, como andaba dándole leña al mono y que era lo que le tocaba y punto, sintiéndose inmortal. Ya lo es. La dura realidad la puedes superar gritando trece veces por minuto. Adiós de mentira de la banda. Ya sabes, el viejo truco del rocanrol. El tiempo justo para respirar y darle a la tierra naranja de la Baja California, llegando al fin con su Magnifico Fracasado, un perfecto guiño a lo que no van a ser. No es como me siento, es como estoy. Les espera la carretera. Sube el contador, baja la presión, vamos a brindar por el rocanrol. A falta que alguien se atreva con argumentos a decirnos lo contrario, Uzzhuaïa son la referencia del rock bien hecho desde Valencia. Por nuestro bien, por el de ellos y por la memoria de Gonzalo, obligándote a no preguntarme por las noches sin dormir y encontrar aquello que perdí. Uzzhuaïa, get in the ring!



1 comentario:

  1. Interesante y original la crónica, sí señor! Suerte con la chica.

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