viernes, 22 de diciembre de 2017

Valencianos contentos por el fichaje de un portugués.

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Cuando usted lea esto, visitante habitual, tal vez ya sea millonario porque le haya tocado la bolita del Gordo. O incluso una pedrea. O tal vez no, pero sigue ahí, en su lugar de trabajo, con la ilusión intacta por recibir esa llamada en la que alguien desde el otro lado del teléfono le dice que ha tocado premio. Tanto si pasa como si no, eso, la ilusión, es la que mueve el mundo. Y pueden, si quieren, aplicarlo a todas las cosas de la vida. Relaciones, trabajo, eventos y, por supuesto, el deporte. Y por supuestísimo, el fútbol.

Eso es, la ilusión de salir bien las cosas, de tener un poco más de pelo al que agarrarse después de venir de vagar por las medianías, como un desfasado a las cuatro de la mañana en el garito de moda. Sin esperar nada a cambio, cualquier alegría, por pequeña que sea, era buena. Pero ahora, queridas amigas, el equipo va al parón de Navidad en los puestos de arriba. En los que dan pasta de la buena, por obra y gracia de la Champions y el jugoso y justo, en este caso parece que sí, pastel de la tele. No marquen otra cosa en el calendario de ilusiones, que todavía es pronto. Comiencen a soñar despiertos si, cuando lleguen las Fallas, estamos en estas posiciones y a tiro de las cosas de arriba. Difícil, pero ya saben, la ilusión.

Y miren ustedes por donde, la derrota de Eibar parece que fue hace dos meses porque nos ha venido un huracán desde L'Equipe, periódico deportivo francés por aclarar conceptos, que habla del trabajo de Lim por intentar fichar a Guedes. Ese matiz, que sea Lim, es una variable importante en la ecuación, a la que volveremos luego. La cosa viene de un medio serio y de trayectoria, la mayoría de las veces, solvente. Como bien decía Josep Lizondo, en L'Equipe tiene el mismo espacio el PSG y el Nantes, llámenlos locos, pero igual ese es el camino. La pluralidad. El no hacer periodismo de bufanda. L'Equipe y su noticia, les decía, han provocado un efecto rebote por aquí que la cosa se ha ido tanto de madre que del partido del sábado, -el que nos interesa, no el que nos están poniendo hasta en la sopa- poco se habla. Y anda que no es importante ganar al Villarreal. Por los puntos, por la distancia que comenzaría a tener el Valencia con respecto al quinto y por las tertulias en las sobremesas navideñas. Valencianos ilusionándose por el fichaje de un portugués. Menuda herejía, tetes.

Porque el valencianismo vive su particular fiebre alcista de Bitcoin. Como la famosa criptomoneda, miramos al futuro con las pupilas más dilatadas que aquella pareja puesta hasta las trancas y hablando de hipotecas fijas. Sin importar el mañana. O mejor dicho, pensando en ese mañana dando por sentado que lo inmediato está más que conseguido. Pues aquí, el Grinch valencianí les dice que tiren de memoria. Que cuando Nuno y el año I de Meriton, por poco nos quedamos si Champions en Almería y conviene no decir gat hasta que no esté en lo sac. Por eso conviene, por la salud inmediata, focalizar todo en esta temporada, en el poc a poc de Marcelino. En ese camino que hace que jugar en el Valencia vuelva a ser apetecible, con portugueses cantando fados de saudade desde Milán por esta València noble, con lustre y que vuelve a acaparar titulares, para bien esta vez.

Así que mejor dejar que el ruido del futuro no entorpezca. Tenemos la ventaja que la bomba de Guedes es por un jugador que ya está en la dinámica del grupo y que su continuidad no va a entorpecer mucho el día a día. Imaginen que Lim gestionase por su cuenta la llegada de, por ejemplo, Pastore, del mismo lugar. Ya podría generar un mosqueo o una ligera complicación para con los que están batiéndose el cobre hoy. Porque así, usando su agenda, si que nos sirve en este sentido Lim, Mendes y todos. Aunque sea porque Gonçalo lo vean como una inversión a la que sacarle rédito económico. Y sin descuidar el trabajo de scouting de Vicente Rodríguez, Salva Grau y el resto del equipo de la secretaría técnica, que es donde se juega el club la soldada. Las gestiones PC Fútbol de Lim son solo la guinda, el complemento al trabajo bien hecho por todos, desde la vertiente deportiva, hasta la económica, para sanear y tener un proyecto sólido que no dependa exclusivamente de la bolsa de jugadores.

Ganemos al Villarreal de mi querido amigo Héctor Molina y vayamos haciendo camino al andar. Y en abril, veremos.


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