viernes, 5 de noviembre de 2010

UN DÍA DE FURIA

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Esto se va al garete. Ya sé que no es de hoy, ni de la semana pasada, pero la vida te da pequeñas descargas que te hacen reaccionar ante lo que pasa delante de tu ventana. No es de recibo que la frase ‘no hay mejor lotería que el trabajo de cada día’ sea una verdad tan directa como un gancho de Alí en el tercer asalto. Tampoco es cuestión de buscar culpables, porque nos vamos a quedar igual, con el derecho al pataleo y a la indignación, como si fuéramos aficionados de un equipo modesto tras pitarle un penalti injusto a favor de uno de los ricos de la liga. Nada iba a cambiar. O nos lo montamos en plan revolución, utilizando las palestinas, no como complemento de moda, sino como enmascarada coartada para nuestro anonimato, y las piedras, o nos van a seguir dando cera hasta que se acabe la producción de todas las abejas del mundo. El burro solo entiende de palos. Y luego de zanahorias. Porque con los cuadrúpedos defensores del trabajador se ha visto que no se puede contar. Y mucho menos con los del otro lado, aquellos cuatropatas que gobiernan gracias a la democracia. Ellos andan a otra cosa. Con sus corruptelas de nombres alemanes y de ron dominicano para salvar sus culos. Y poder seguir jugando al golf con sus colegas del ladrillo y del crédito.

Con razón todos los jóvenes se quieren meter en casas televisadas, institutos del siglo pasado e incluso urnas de cristal. Si luego las encuestas dicen que siendo princesa del pueblo puede que hasta que te voten para gobernar, para que esforzarse en estudiar. Total, vas a ir al Inem, Servef, Soib o como coño se llame en tu pueblo la oficina del paro, y la tipa, o el tipo, que te atiende te perdonará la vida con su mirada porque le has interrumpido la charla superimportante acerca de la fiesta de cumpleaños de Piluca o el debate de cual es la mejor hora para la partida de pádel. Después de eso, no te solucionará nada y te irás a casa con un cabreo de cojones, deseando ser Michael Douglas en ‘Un día de furia’. Y mientras recobras la sensatez racional, piensas en las razones. Si has ido al extranjero, a hacer de Alfredo Landa para buscarte las habichuelas, si has estudiado cinco años porque quieres contar a medio mundo las cosas que pasan en el otro medio, si has sacrificado tus mejores años en criar a tus hijos o los hijos de los demás, esos deberían ser méritos para poder, al menos, tener la opción que te digan ‘no vales’. Te pateas zonas industriales, zonas comerciales, te ofreces a trabajar sin cobrar, apuestas doble contra sencillo. Pero ni por esas.

Pero bueno, es de esperar. Paletas que se hacían cantantes, o que viven de la farándula, a ritmo de pucheros, peones que cobraban más que cirujanos y, encima, con vicios blancos y coches de deportista de élite, niños de papá más tontos que un negocio de venta de hielo en el Polo Sur que se creían los nuevos dioses de la compraventa de inmuebles, estos son los triunfadores patrios. Y al final, la cosa reventó. El Mediterráneo dolce vita, triángulo de la vida bohemia y soñadora, está marcado con la letra escarlata del fracaso de sus dirigentes y la pereza de la mayoría de sus habitantes, acostumbrados muchos a chupar de la teta hasta dejar las ubres secas como si de una vaca africana se tratara. La picaresca del lazarillo de Tormes en plan cadena de montaje. Y los Ikea y los de la Pérfida Albión, llamándonos cerdos y gitanos. Con razón. Y solo en contexto económico, pero con humor BBC. Si nos miramos el ombligo, esto nos pasa por acomodarnos. En general. Por ser una generación con la papilla hecha. Para nuestros padres, en la novedad de las prestaciones del paro, era una vergüenza el cobrar sin trabajar. Ellos, que se habían trabajado el callo desde pequeños, pasando, algunos, hambre y pena por no poder estudiar, si que hubieran sacado el garrote para dar al señorito mangante y putero lo suyo y el postre. Espero que sea cierto aquello que ‘Dios aprieta, pero no ahoga, nos pone suave el nudo en la soga, nos dejan abierta la puerta de atrás’, porque me gusta compartir besos y abrazos bañados en rock con los hijos de vuestros padres. Y los hijos de puta se los dejo a Michael Douglas.

1 comentario:

  1. Auro12:42

    Que grandes tus palabras y que razón que tienes!
    Peris presidente!!!!!

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